Un mensaje que avala la ratificación del modelo formoseño
Ante un auditorio estimado en 6.000 personas -en su mayoría pequeños productores que acudieron a la desmotadora de General Belgrano para celebrar los 25 años del lanzamiento del Programa de Asistencia Integral a los Pequeños productores Agropecuarios, PAIPPA- Gildo Insfrán se mostró gratificado por la evolución alcanzada por lo que había propuesto hace un cuarto de siglo para transformar el campo y proyectar la visión de sus moradores hacia etapas de mayores beneficios.
Pero, al mismo tiempo, hubo una reacción de optimismo por su incursión personal en la arena política al llamar al escenario a Fernández Patri, García, Areco y Mirassou y avalarlos como “los candidatos del Modelo Formoseño” que en las PASO volvió a superar con éxito un nuevo examen ante el pueblo que lo ratificó en las urnas.
Defendió, por sus resultados, la estrategia sanitaria recreada para afrontar la lucha contra la covid 19 amonestando a los opositores que impertinentes pretendieron modificarla basándose en una supuesta actitud dictatorial que restringía las libertades públicas y ponderando la intensa gestión de los efectores de salud que, con el sistema fortalecido y consolidado, evitaron que la emergencia fuese mucho más grave .
Pero en la jornada del 15 de septiembre, Insfrán – quien ocupó el centro de la escena y marcó el inicio de esta nueva etapa decisiva de la campaña electoral rumbo al 14 de noviembre- no ocultó su regocijo por la contemplación en la realidad de lo que muchos calificaron como una entelequia lo propuesto en 1996 a los campesinos.
Apreció en los 25 estands con productos del PAIPPA cómo prendió su llamado a abandonar el monocultivo del algodón para inclinarse hacia la diversificación de cultivos; observó como de aquel tiempo sin infraestructura social en el campo se pasó a un presente con hospitales, centros de salud, energía eléctrica, conectividad, edificios escolares y con la entrega de los títulos de propiedad de la tierra por la que hubo luchas cruentas hace algunas décadas.
En este último aspecto sobre la educación en 1996 creó el ciclo básico rural para luego avanzar hacia los institutos de formación docente, escuelas agrotécnicas y el Instituto Universitario de Formosa.
Fue percibido su regocijo cuando habló en el acto la ingeniera Romina Sanabria quien tenía un año y nueve meses de vida cuando se lanzó el PAIPPA y ahora se ha convertida en la primera mujer, hija y nieta de “paipperos” que egresó del IUF como Ingeniera en Producción Agropecuaria, una carrera novedosa, única en su tipo en el país y con reconocimiento de los organismos educativos de la Nación.
En su mensaje, los aspectos de esta gestión con el PAIPPA se basaron en la comparativa que hizo entre los daños sociales ocurridos por la difusión del neoliberalismo en el mundo y los aportes en contrario que ofrecen los espacios de carácter nacional y popular como el que integra él mismo desde su juventud.
Y en ese contexto, mencionó que una de las reparaciones que logró su idea de hace 25 años ha sido el acatamiento de su llamado a frenar la migración de jóvenes hacia espacios periféricos de los principales centros urbanos del país por las limitaciones familiares en su quehacer productivo por la invasión de productos importados como consecuencia de la visión neoliberal imperante.
El mandatario precisaba que el PAIPPA nació cuando el neoliberalismo comenzó a prevalecer después de la caída del Muro de Berlín y que la ebullición de esa ideología también impactó desfavorablemente en la Argentina donde quienes producían con los precios que obtenían no podían cubrir siquiera los costos porque se argumentaba que resultaba más barato traerlos de afuera del país.
Y fue aquí cuando mencionó a esa circunstancia como la causa del progresivo despoblamiento del campo con comprovincianos que iban en buscar un mejor futuro aunque terminaban en villas miserias en los lugares más poblados del país.
De allí que Insfrán volviese a interrogar: “¿Qué futuro les puede dar la ciudad?
Se encargó de la respuesta: “Nuestro futuro está en el campo, en los productores. El ascenso social que queremos como peronistas está ahí, pero eso no se consigue con solo hablar o mandar mensajes, sino que hay que hacer las cosas que corresponde”.
El cotejo se basó en lo que muestra el padrón electoral que fuese integrado en 1996 por el 60% de electores de esta ciudad y 40% del interior mientras que en la actualidad la ecuación se ha modificado a favor de la ruralidad con un 60% a su favor y el 40% en la capital.
En este festejo por los 25 años del PAIPPA, mencionó los elogios al programa por parte del presidente de la Nación en mayo del año pasado y su propósito de replicarlo en todo el país así como la reacción en contrario que surgió de la dirigencia y los medios de comunicación de CABA.
Esto lo llevó a reflexionar y preguntarse qué pueden opinar los porteños si jamás plantaron una lechuga y su falta de apego al trabajo los ha llevado a estar pendientes de las riquezas que genera el interior de la Argentina.
Los “paipperos” le entregaron canastos con parte de la producción en sus predios y se mostraron gratificados porque está en marcha, otra vez, la preparación de las licitaciones para seguir la construcción de las casas PAIPPA y las destinadas a los pobladores originarios.
Justo L. Urbieta