SELECCIÓN ARGENTINA DE BÁSQUETBOL
A refundar nuestro deporte
Un 2023 con tragos muy amargos en lo que respecta al seleccionado nacional. No logró la clasificación directa al mundial tras caer de local ante Dominicana, y luego se quedó sin el repechaje olímpico.
Un 2023 verdaderamente complejo y aún difícil de explicar para el básquet nacional. Argentina, luego de 23 años no disputó el Mundial, y aún peor, se quedó sin Juegos Olímpicos en París tras ceder en el repechaje, el cual también fue de local. Todas malas, aunque habrá que reconectar nuevamente para entender por donde no se debe caminar más y cuales nuevos caminos hay que tomar.
El tránsito de Argentina dentro de las eliminatorias fue más complejo y enredado de lo habitual. Más allá que los resultados estuvieron y se llegó a la última jornada dependiendo de sí mismo, el torneo mostró muchos matices grises para el equipo. El hecho de no poder contar siempre con los mejores valores, generó que se buscaran alternativas y formar equipos B y C en pos de competir y salir del apuro.
A priori, uno cree que con equipos B y C, sumado a que algunos estelares podían sumarse, no había mucho de que preocuparse, pero no fue así. Argentina nunca pudo armar equipos “de parche”, no conectó a la hora de roles, y fue cambiando constantemente hasta encontrar un equipo que funcionara. Ciertos jugadores de Liga no funcionaron, se notó la diferencia de nivel y se comenzó a abrir el 0-800 para los que están en Europa.
La eliminatoria fue de las más equilibradas que puedan nombrarse. Muchos elencos que mínimas diferencias, cantidad de posibilidad abiertas pero ninguna favoreció a Argentina. Para colmo, estuvo en el medio la salida abrupta y poco elegante de Néstor García tras haber dirigido un puñado de partidos a Argentina. La CAB revolucionada, muchos sinsabores en el medio desde lo institucional, jugadores descontentos, y el mundial dando vueltas.
Apareció Pablo Prigioni como un intento de salvación para poner paños fríos. El cordobés, asistente en la NBA, con poca trayectoria como entrenador, pero con sapienza de sobra en torno al básquet, grupos y posibles decisiones. Argentina logró la Americup pero llevando todo lo mejor y revelando una falta de nivel existente en los siguientes grupos de jugadores a elegir.
El equipo necesitó en su totalidad de sus mejores figuras. Nuevamente los jóvenes tuvieron poco protagonismo, apenas minutos de calidad (Fjellerup y Fernández), hubo demasiado de Campazzo y Deck, muy poco de Laprovittola, Bolmaro relegado en la ofensiva y generación, y nuevamente con Delia como inicial, Garino haciendo lo que podía con su corazón y alma. Delfino (¿?) sin saber porque se mantuvo en el plantel más allá de su experiencia y calidad pero solo cuatro minutos en la definición.
Todo un combo con el cual Argentina quedó a la deriva. Hubo compromiso para estar, pero sin conexión de juego, ahogados, perdidos, sobresaliendo individualmente pero hundidos de la misma manera cuando Dominicana tomó las riendas casi por sorpresa. ¿La revancha del Che? Justamente él con su seleccionado insignia para celebrar en nuestro suelo. ¿Un karma acaso? Decepción total dentro y fuera de la cancha dentro de una improvisación que salió realmente mal.
Se buscaron culpables por todas partes. CAB como primer objetivo para la gente, sus peleas, cambios globales, una Liga en baja con extranjeros de sobra y apenas un puñado de jóvenes talentosos que resaltan, generando molestias en propios y extraños. ¿Los jugadores? Campazzo fue otro de los ejes, Laprovittola y sobre todo la difícil explicación de cómo perder un partido en casa, con su gente y con una diferencia amplia por momentos. De terror. En lo estructural, pocos centros de entrenamiento, torneos nacionales en menores que resultan un gasto más que una versión, selecciones formativas haciendo malabares para el roster y así...
Muy lejos quedó el 2019 con todo ese brillo maravilloso. Llegó el doloroso Juego Olímpico, la salida de Scola que nunca Argentina como selección logró digerir, parches y más parches hasta lo sucedido en Mar del Plata. Aún así, faltaba algo más: El repechaje Olímpico y también de local.
La chance en Santiago del Estero de cambiar un poco la cara y verse en una competencia. Fue llovido sobre mojado. Apareció Bahamas con sus NBA y nos dio otra bofetada. Argentina perdió en la etapa de grupos ante los caribeños y luego en la definición tras un palo a palo hasta el cierre. Los triples de Gordon (con una presencia cuestionable por haber sido parte de EEUU en un seleccionado anteriormente), el poco vuelo de Argentina, nuevamente el deterioro ofensivo y la nueva decepción, otra vez en casa, otra vez sin nada.
¿Qué será de Argentina en el 2024? Varios jugadores se bajaron en el cierre como Laprovittola, Delia y Bolmaro. El seleccionado siempre cuenta con potencial, jugadores jóvenes subiendo escalones y apuestas pensando en un futuro no tan lejano. Quizás la posibilidad de recuperar a Bolmaro, sostener una base (Campazzo - Deck), agregar guardias en ascenso de calidad (¿Volverá Vildoza?) que vienen brillando en Europa, internos que vayan teniendo sus primeros minutos y otros que sigan su asentamiento en el equipo.
Un año complejo para analizar, rememorar y entender. Así y todo el básquet deberá refundarse desde sus bases. Desde la Liga con sus formas, sus jugadores, muchos de ellos con la idea temprana de irse. La posibilidad de abrir el abanico para otros elementos que puedan encajar, terminar definitivamente con la GD que tanto amamos pero que deberemos soltar. Seguir por un nuevo camino, con espinas, dificultades pero nuevas oportunidades. Líderes dentro y fuera de la cancha, una planificación concreta sumado a la juventud y el talento que nos acompañen para volver a competir, reconstruir y confiar en un nuevo comienzo con la resiliencia como aliado.