“Argentina es el país latinoamericano que más clases presenciales tuvo en 2021”
El dato surge de un indicador por países que detalló el investigador de la Universidad de San Andrés, Axel Rivas, quien aseguró que “nadie tuvo una solución mágica y ninguno pudo dar una respuesta más integral ante esta situación inédita”. Dijo además que los efectos de la pandemia en materia educativa “apenas estamos comenzando a verlos y los vamos a estudiar durante décadas”.
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El inicio del ciclo lectivo 2021 encontró a los países latinoamericanos con disímiles posturas socio-sanitarias respecto a la concurrencia de alumnos y docentes a las escuelas, entre los cuales la Argentina “fue el que más presencialidad tuvo”, según indicó a Telam Axel Rivas, investigador en políticas y sistemas educativos comparados y director de la Escuela de Educación, de la Universidad de San Andrés.
Rivas destacó que los países de la región debieron enfrentar una situación inédita, como lo es la actual pandemia, “desde sus propias fragilidades y a sabiendas de que llevará décadas recuperarse de las secuelas que dejará en materia educativa”.
El también integrante del Consejo Consultivo del Ministerio de Educación aseguró que “todos los países han aplicado políticas reactivas” para sostener el dictado de clases ante el cierre de escuelas.
“No hay grandes diferencias -agregó-. Nadie tuvo una solución mágica y ninguno pudo dar una respuesta más integral ante esta situación inédita. La gran mayoría de los países, salvo Uruguay, Cuba y Nicaragua, no tuvieron presencialidad (escolar) el año pasado y este año. La Argentina fue el que más la tuvo”.
Además destacó que cuando los picos de la pandemia llegaron, Uruguay debió cerrar sus escuelas, al igual que Brasil y Chile, mientras que Colombia y Perú tuvieron apertura incipiente pero debieron volver a cerrar las escuelas ante el rebrote de casos.
Conforme a Rivas, tanto Brasil como México “son dos países que históricamente tuvieron que reemplazar la presencialidad por la educación a distancia, el caso del segundo es particular porque allí se dictan clases por televisión en un sistema denominado Telesecundaria, que lleva 60 años”.
Datos
De acuerdo a datos difundidos por el Ministerio de Educación, durante el 2020 las escuelas de Latinoamérica cerraron sus puertas y brindaron, en su reemplazo, clases virtuales en promedio 172 días.
Abierto ese indicador por países, Argentina restringió la modalidad presencial 157 jornadas, muy por debajo de Brasil, que registró 267; México, con 228; Ecuador y Colombia, con 223 y 161 respectivamente.
Desde la perspectiva de Rivas, el efecto que tendrá la pandemia en términos educativos “será devastador y tendrá múltiples dimensiones”.
Argentina restringió la modalidad presencial 157 jornadas, muy por debajo de Brasil, que registró 267; México, con 228; Ecuador y Colombia, con 223 y 161 respectivamente.
Argentina restringió la modalidad presencial 157 jornadas, muy por debajo de Brasil, que registró 267; México, con 228; Ecuador y Colombia, con 223 y 161 respectivamente.
Las consecuencias en el aprendizaje y en la salud
El director de la Escuela de Educación, de la Universidad de San Andrés, indicó que “se van a perder muchos aprendizajes y se va profundizar la desigualdad, algo que ya estamos observando; el impacto será mayor en matemáticas que en lengua porque la primera depende mucho más de la escuela, mientras que el impacto de la deserción se estima que será muy importante, algunos cálculos hablan del 10% del alumnado del nivel secundario”.
Con todo, en la condición socio-emocional de los alumnos residirán las mayores huellas de la pandemia y el cierre de escuelas: “El daño en la infancia, generado en este caso por la falta de interacción social y de contactos en la escuela, es una anomalía que genera mucho estrés y ansiedad. Y sabemos que los trastornos psicológicos en la infancia tienen mucho impacto en los aprendizajes y duran toda la vida cuando son muy graves”.
En ese sentido, aseguró que los efectos de la pandemia en materia educativa “apenas estamos comenzando a verlos y los vamos a estudiar durante décadas, porque serán muy profundos y acompañarán a generaciones enteras”.
Rivas detalló que también habrá impactos en la salud como la obesidad, el sedentarismo y trastornos oftalmológico por el uso abusivo de pantallas, sumado a ello la intensificación de los casos de violencia intrafamiliar y de abusos .
Frente a este panorama, el especialista en educación comparada consideró que la Argentina, si bien “tiene una baja capacidad de gobierno del sistema educativo, ya que es un país muy desigual y fragmentado, ha intentado generar respuestas de políticas y en particular se creó la plataforma federal Juana Manso, que aporta una herramienta muy necesaria a la educación digital y que tiene una característica adicional como el consumo gratuito de datos”.
La educación a distancia en el país se sostiene básicamente por el uso masivo del celular en toda la población, aunque Rivas dijo que “esta llegada de los móviles también es desigual, porque no todos tienen la misma calidad y hay hogares pobres que los comparten entre tres o cuatro integrantes de la familia”.
“La posibilidad de tener un celular y de una plataforma que no consuma datos -agregó- es una forma de democratización del derecho a la educación en estos tiempos. Por otra parte, se están logrando los objetivos de tener contenidos de calidad y aulas virtuales que permitan crear clases sin costo alguno, esto quedará como herencia a futuro de lo que nos dejó la pandemia”.
Rivas ve como una oportunidad que deja la pandemia “la posibilidad de acelerar estos procesos de democratización de la educación por vía externa a la escuela, algo que se venía impulsando mucho, pero la Argentina tiene muchas dificultades aún en crear bases comunes de un currículas en todo el país”.
Finalmente, el experto afirmó que “Argentina es un país federal y las provincias manejan su propio sistema educativo, por lo que en esta pandemia se generaron distintas capacidades y distintas respuestas, aunque en general las provincias han hecho muy bien las cosas en los últimos años como Córdoba, que tiene una fuerte continuidad y capacidad de gestión, de diálogo con todos los actores del sistema”.