Turismo
Costa Atlántica: un clásico de vacaciones que no pasa de moda
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¿Hay algo que explique por qué ciertos destinos se mantienen vigentes mientras otros van perdiendo atractivo? La Costa Atlántica parece haber encontrado esa receta que funciona generación tras generación. Desde San Clemente hasta Necochea, cada lugar fue desarrollando su propia identidad. Y es que recorrer estos pueblos costeros es como hacer un viaje por la historia del turismo nacional.
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Cada balneario, con su estilo
Villa Gesell mantiene esa onda bohemia que heredó de su fundador. Carlos Idaho Gesell quería crear algo así como una ciudad verde sobre los arenales desérticos en los años 30, y todavía se nota en esas calles serpenteantes entre pinos que llegan hasta la orilla.
Miramar prefirió quedarse con el perfil familiar de siempre. Está a unos 46 kilómetros de Mar del Plata, y ofrece exactamente lo que muchas familias buscan: playas anchas con mucha tranquilidad alrededor. Para quienes tienen pensado pasar unas vacaciones relajantes en familia, buscar pasajes a Miramar resulta una gran elección para encontrar ese momento de relax que tanto se necesita.
Pinamar por su parte apostó fuertemente a la arquitectura de diseño. Esas casas estilo californiano y la famosa Avenida Bunge como centro neurálgico le dieron una personalidad completamente distinta al resto.
El Partido de La Costa tiene lo suyo
San Clemente del Tuyú fue pionero en sumar atracciones más allá de la playa. Mundo Marino, que se caracteriza por ser el oceanario más grande del país, y las termas convierten cualquier escapada en algo más completo.
Las Toninas conserva médanos casi sin tocar y esa tranquilidad que eligen las familias con hijos pequeños. Su famoso laberinto es una excelente opción para cuando el buen tiempo no acompaña.
Santa Teresita se quedó con el público más joven ya que la movida nocturna en verano es bastante intensa. Mar del Tuyú, como cabecera del partido, equilibra servicios de ciudad con acceso directo al mar.
Opciones para escapar de las multitudes
Por suerte, la costa tiene alternativas para quienes prefieren menos gente. Costa del Este y Aguas Verdes ofrecen ese contacto más directo con la naturaleza que buscan algunos turistas.
Mar de las Pampas y Mar Azul eligieron el concepto "slow tourism", caracterizadas por ser ciudades que priorizan conservar el entorno natural, en vez de invadir el lugar con grandes construcciones turísticas.
Más que sol y playa
El punto fuerte de estos destinos está en esa variedad de propuestas. Los fanáticos de la pesca tienen desde muelles equipados hasta zonas de playa especializadas. Según la temporada de pesca, pueden aparecer pejerreyes, corvinas y lenguados.
Las reservas como Punta Rasa permiten ver aves migratorias que llegan desde el hemisferio norte para alimentarse y descansar en su camino al sur. Este sector también alberga viveros que son perfectos para caminatas entre plantas adaptadas al viento marino.
Tradición que se adapta
Al final del día, todos estos balnearios demostraron una capacidad increíble para renovarse sin perder lo esencial. Las terminales de micros modernas facilitan la llegada de visitantes desde cualquier punto del país. El turismo rural suma otra carta: estancias que mezclan tradiciones de campo con proximidad al océano. Esta combinación hace que la Costa Atlántica funcione tanto para escapadas de fin de semana como para vacaciones largas.