HISTORIAS DE VIDA
Cuarenta años de separación y un reencuentro de egresados en el bañado La Estrella
En la historia de un puñado de jóvenes del ISFD, el bañado La Estrella y Las Lomitas fueron testigos de otro capítulo, donde quedó plasmado que los corazones de cada uno de ellos volvieron a reafirmar el amor mutuo y el que sienten por esta tierra formoseña.
Un grupo de docentes jubilados, egresados del ISFD en 1982, volvió a reencontrarse eligiendo como destino la 7.a maravilla natural de Argentina: el bañado La Estrella.
En 1982, el Instituto Superior de Formación Docente (ISFD), que en ese entonces funcionaba en el Colegio Don Bosco, despedía a un puñado de jóvenes veinteañeros cargado de entusiasmo e ilusiones que recibía su anhelado título de Profesor para la Enseñanza Primaria.
Después de compartir varios años estudiando había que separarse, cada uno debía emprender su propio camino. Algunos se quedaron, otros se fueron, algunos abrazaron su profesión, otros se desprendieron de ella y así surgieron distintos destinos, distintas provincias, otros estudios y labores.
En septiembre de 2022, después de 40 años, ese puñado de jóvenes, ahora ya jubilados, volvió a reencontrarse, a revivir a través del recuerdo cada momento.
Meses atrás, algunos de ellos buscaron contactarse, lo lograron y fue ahí donde este nuevo capítulo de la Promo 82 empezó a escribirse. Armaron un grupo de WhatsApp que terminó siendo tan protagonista como sus integrantes. Allí volvieron a saludarse, a hacer memoria para recordar quién era quién, salieron a relucir fotos viejas, empezaron a buscarse en esas imágenes que llenaron de melancolía las pantallas de los celulares.
Empezaron, como quien dice, a ponerse al día. Las historias de vida de cada uno no se hicieron esperar. “Me casé. Tengo hijos y nietos”. “Dejé Formosa vivo en Buenos Aires”, eran algunos de los mensajes.
Pero como todo ser humano sabe, las palabras tienen poderes y un “¿qué les parece organizar un encuentro presencial?” no se hizo esperar, iniciando así esta nueva aventura.
Después de varias idas y vueltas, propuestas, ideas, surgió un deseo en común reunirse en la provincia que los formó y conocer una de las 7 maravillas natural del país: el bañado la Estrella.
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En primera persona
Betty, que reside en Las Lomitas, se convirtió en la anfitriona del encuentro y “con una alegría indescriptible, recibí a mis ex compañeros de docencia, hoy amigos entrañables”.
Confesó que organizar el encuentro “no fue fácil, porque había que sortear distancias e inconvenientes, pero eso sí que todos tenían la intención de lograrlo”.
“Sentí una enorme satisfacción de recibirlos y llevarlos a conocer esta perla del Oeste formoseño que ofrece bellos paisajes naturales, con una frondosa vegetación, con sus animales autóctonos y comidas típicas que realzan la cultura de la zona”.
Por otra parte, Saúl, el único varón del grupo (al igual que 40 años atrás) fue uno de los más entusiastas. Apoyado incondicionalmente por su familia, emprendió viaje desde Buenos Aires, lugar en donde reside. Miles de kilómetros y de días lo separaron de sus compañeros, pero esas distancias fueron las mismas que hoy, lo unieron en reencuentro.
A pesar de ser porteño y de haber vivido aquí unos pocos años, el la nombra a Formosa como su provincia y sin titubeo, una de sus primeras declaraciones fue realzar y valorar las “indiscutibles transformaciones que esta sufrió a lo largo de este tiempo”.
Sintió la necesidad de contar su historia y relató que “ingresé a la Policía Federal en 1976 y a fines de 1978 fui trasladado a la delegación Formosa, en ese tiempo me enteré de que se encontraba abierta la carrera del profesorado y al venir de una familia de docentes y ver la oportunidad de poder estudiar, no dudé en hacerlo”.
“Conocí Formosa –agregó- gracias a que en la secundaria, al estudiar la geografía del país, tuve que ubicar en el mapa cada provincia, y al llegar aquí, los primeros que lo recibieron fueron “el calor y los jejenes”.
El calor humano que recibió desde el primer momento fue amable y afectuoso y esto se reforzó al “llegar al Instituto, donde eran todas mujeres, lo que significó una bendición porque fui recibido con mucho amor; cuando nuevamente fui trasladado no quería irme de la provincia, el anhelo mío, fue siempre volver y recorrer toda la provincia y siempre tuve el deseo de conocer el bañado La Estrella y hoy, con ellas, pude cumplirlo”.
“Es un lugar maravilloso –afirmó- nunca imaginé tanta diversidad de flora y fauna. Navegué silenciosamente en unas canoas entre medio de las plantas acuáticas, una belleza indescriptible que quedará grabada en mi mente y en mi alma. Lo más emocionante de esto es que lo hice junto con mis excompañeras”.
A su turno, Gladys, que llegó desde Córdoba, resumió lo vivido desde aquellos tiempos del año 1982 como “jóvenes en una provincia también joven y con los mismos deseos de crecer y proyectarnos a un futuro venturoso”, pero afirmó que “algunos nos fuimos y siempre se disfruta el regreso al calor de las emociones de esta querida provincia, de la familia y amigos”.
“La aventura de volver a vernos y redescubrirnos –dijo- nos invitó también a redescubrir nuestra provincia. Así, evocando tantas excursiones pedagógicas organizamos nuestro propio paseo y el primer destino elegido fue por su encanto y misterio y ámbitos de la naturaleza tan impresionante de esta tierra formoseña, el bañado La Estrella del cual disfrutamos desde el primer momento que llegamos. Y para cerrar, quiero destacar que todo lo que nos brindaron en la infancia y juventud nos permitió desarrollarnos en cualquier parte y de manera eficaz a la exigencia que cualquier circunstancia presentara”.
Risas, nuevas fotos, viejas anécdotas, recuerdos de profesores, el descubrir que algunos ya no están y disfrutar de un lugar maravilloso, es el resumen de un viaje de 2 días, con 12 ex compañeros de instituto, pero siempre compañeros de vida, que logró reunirse después de 40 largos años en esta provincia que siempre los espera con entusiasmo para cobijarlos el tiempo que deseen.