De las primeras zapatillas a la excelencia profesional

En el Teatro de la Ciudad se vivirá el sábado 30 de agosto, a las 21 horas, una noche inolvidable con la nueva edición de la Gala de Ballet del estudio Ballare. Este año, la propuesta de la academia de danza va más allá de un simple espectáculo: es un encuentro artístico que busca celebrar la danza como un verdadero lenguaje colectivo que une generaciones, trayectorias y estilos, pensado para emocionar tanto a los conocedores como a quienes se acerquen al ballet por primera vez, y es también “un recordatorio de que el arte se vive y se disfruta en conjunto”, como dice la profesora Natalia Carabajal, responsable del estudio de danza.

Con más de 70 intérpretes en escena, el espectáculo revisitará escenas icónicas del repertorio clásico -como Giselle, El Lago de los Cisnes, Corsario y Quijote-, pero con una impronta festiva y comunitaria. Desde las primeras infancias hasta el nivel avanzado, el escenario será un espacio de encuentro donde la tradición se fusiona con la innovación. Con una duración de 1 hora y 30 minutos, las entradas están a la venta en avenida 25 de Mayo 1329 (lunes a viernes de 17 a 21).

“Desde las primeras zapatillas hasta el virtuosismo profesional, 
una Gala inspirada en la comunidad y en el poder de bailar juntos”, es el lema del espectáculo que tiene como novedad la presencia de destacados bailarines del circuito profesional: la primera bailarina del Ballet Estable del Teatro Colón, Iara Fassi, y los talentos del Ballet de Córdoba, Julieta Morchio y Daniel Altamirano, engalanarán el escenario.

Esta edición de la Gala de Ballare busca desmitificar la idea de que el ballet es un arte lejano o elitista. Al reimaginar los clásicos, invita a un público más amplio y a quienes nunca han visto ballet a conmoverse. La profesora Carabajal destacó el compromiso de Ballare con la innovación en la formación artística y su propuesta integral buscando un ballet vivo, con raíces sólidas y una visión clara hacia el futuro.

—La gala de este año se presenta como una celebración de la danza como lenguaje colectivo más que una simple muestra. ¿Cuál es el mensaje que quieren transmitir con este enfoque y por qué es importante para Ballare en este momento?

—NC. La Gala no es solo una sucesión de coreografías: es un encuentro. Queremos mostrar que la danza es un lenguaje que une generaciones, trayectorias y estilos. Para Ballare, en este momento, es clave poner en valor esa comunidad que hemos construido y que se fortalece cuando todos -niños/as, jóvenes y artistas consagrados- comparten un mismo escenario. Es un recordatorio de que el arte se vive y se disfruta en conjunto.

—El repertorio incluye piezas icónicas como Giselle y El Lago de los Cisnes, pero reimaginadas. ¿Cómo fue este proceso de adaptación? ¿Cómo se logra que estos clásicos se sientan frescos y accesibles para todos?

—NC. Nos acercamos a los grandes títulos del repertorio clásico con profundo respeto, pero también con libertad creativa. La adaptación consiste en pensar cómo contar estas historias desde nuestro presente, con una energía celebratoria que conecte con todo tipo de público, incluso quienes quizás nunca han visto un ballet en vivo. Mantenemos la técnica y la esencia de cada obra, pero cuidamos que la puesta, el ritmo y la interacción de los artistas transmitan cercanía y emoción inmediata.

—Este año cuentan con la presencia de bailarines de la talla de Iara Fassi, Julieta Morchio y Daniel Altamirano. ¿Cómo se dio la oportunidad de tenerlos en Formosa y qué significa su participación para las estudiantes de Ballare?

—NC. Con Iara, Julieta y Daniel nos une una relación de amistad y admiración artística. Vienen acompañándonos desde hace varios años, y cada visita es una oportunidad única para el público y para las alumnas. Tenerlos en Formosa significa traer una parte de los escenarios más importantes del país -el Teatro Colón y el Teatro Libertador- directamente a nuestra comunidad, sin que nadie tenga que viajar cientos de kilómetros para vivirlo.

—¿De qué manera el hecho de compartir escenario con estas figuras influye en la visión y las aspiraciones de sus alumnos?

—NC. Es un impacto directo. Ver, ensayar y bailar junto a ellos demuestra que el camino profesional es posible, que detrás de la excelencia hay disciplina y amor por la danza. Los alumnos no solo aprenden técnica, también absorben una ética de trabajo y una inspiración que se queda con ellos para siempre. Para muchos, esta experiencia es un antes y un después en su motivación.

—Como propietaria y directora de Ballare, ¿qué es lo que más te emociona de esta gala en particular y qué esperas que el público se lleve a casa después del espectáculo?

—NC. Me emociona la mezcla de trayectorias: las niñas que pisan por primera vez un escenario, los estudiantes que crecen año a año, y los profesionales que nos visitan. Es como ver toda una línea de tiempo del ballet en una sola noche. Espero que el público se vaya con una sonrisa, con ganas de volver al teatro, y con la sensación de que el ballet no es algo lejano ni elitista, sino un arte vivo que también les pertenece.

—¿Cuál es tu visión para el futuro del ballet en Formosa y qué papel aspira a jugar Ballare en ese camino?

—NC. Sueño con un público formoseño que sienta al ballet como parte de su vida cultural, que lo espere y lo celebre cada año. Quiero que Ballare siga siendo un puente entre las raíces -la tradición, el repertorio, la formación sólida- y el futuro, que implica abrir puertas, innovar y crear espacios para que más personas descubran la danza. Nuestro rol es formar artistas, pero también formar espectadores apasionados.

Ballare no se limita a enseñar pasos de baile; se posicionó como una institución que forma artistas y, al mismo tiempo, cultiva una comunidad, democratiza el acceso a la cultura de alta calidad y renueva la percepción del ballet en la provincia de Formosa.

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