El futuro de la planta y el suministro de combustible nuclear en Argentina, en una encrucijada crítica
El ministro Francos negó la paralización de Dioxitek, pero el proyecto no avanza
Dioxitek opera en Formosa solo con personal mínimo de seguridad. La empresa ya despidió a 36 trabajadores técnicos. Además, enfrenta graves deudas con sus contratistas. La paralización del proyecto de la planta de producción de dióxido de uranio -un elemento clave para el suministro de combustible nuclear en Argentina- sigue sin solución, a pesar de las afirmaciones del Gobierno nacional.
La reciente intervención del jefe de Gabinete de ministros, Guillermo Francos, ante la Cámara de Diputados encendió las alarmas en torno a la paralización de la obra de Dioxitek, la planta de producción de dióxido de uranio (UO2) en Formosa.
Según su Informe de Gestión, Francos aseguró que el Gobierno nacional no tomó decisiones para detener el proyecto. Sin embargo, esta declaración no se condice con la realidad en la planta y el impacto financiero que tiene el freno de la obra.
“El proyecto de la nueva planta de uranio en Formosa es crucial para garantizar el suministro de dióxido de uranio, un componente clave para las centrales nucleares de toda la Argentina. Además, representa una importante oportunidad de desarrollo económico y tecnológico para la región. La paralización total del proyecto pone en jaque estos objetivos, lo cual afecta directamente al suministro de combustible nuclear en el país”, dijo Julio Aráoz, ex presidente del directorio de Dioxitek.
Contrario a lo que comunica el Gobierno nacional, en la actualidad, la planta de Dioxitek en Formosa no avanza y opera solo en un modo mínimo de seguridad. Además, la falta de financiamiento nacional llevó al despido de personal técnico y profesional: 36 trabajadores fueron desvinculados en lo que va del 2024.
La falta de transferencias comprometidas por parte del Gobierno nacional provocó la paralización total del proyecto. Las deudas acumuladas con los contratistas que trabajan en el proyecto también producen un importante perjuicio económico y potenciales conflictos legales para Dioxitek, lo que pone en riesgo su poca estabilidad operativa.
El corte del proyecto también tiene implicancia para la planta de Dioxitek en Córdoba, cuyo futuro está directamente ligado al avance de la obra en Formosa. La renovación del permiso para operar más allá de diciembre de 2024 está en riesgo y perjudica el panorama de toda la energía nuclear.
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Situación incierta y urgente
Para el Informe de Gestión de Francos, se planteó la necesidad de aclarar por qué el Gobierno nacional incumplió el acuerdo homologado judicialmente para la construcción de la planta en Formosa y cómo se remediarán los más de 150 millones de dólares ya invertidos. También se pidió evaluar las consecuencias legales y económicas de la paralización, que aún no fueron adecuadamente analizadas.
Las respuestas del Gobierno nacional sobre el estado del proyecto dejaron mucho que desear. Francos aseguró que no había decisiones para detener la obra, pero los hechos cuentan una historia diferente. Ellos sostienen que a diciembre de 2023 el avance del proyecto era del 69,5%, con una inversión de aproximadamente 149 millones de dólares, frente a una estimación total de 214,5 millones. Según Francos, la interrupción de las partidas del tesoro desde septiembre de 2023 demoró la construcción.
Esta respuesta demuestra contradicción en cuanto a su grado de avance, en una entrevista radial en el mes de julio el ex presidente del directorio de Dioxitek, Julio Aráoz, expresó: “Es una inconsistencia la paralización y el freno en las obras en una empresa que es clave en la industria y que está en un 80% terminada y próxima a quedar operativa”.
La nueva planta de uranio se ubica en una zona semirrural a 16 kilómetros de la ciudad de Formosa, dentro del Polo Científico, Tecnológico e Innovación. Su desarrollo permitirá abastecer la demanda de combustible de las centrales nucleares para la generación de energía nucleoeléctrica del país.
La actividad principal de la planta es la producción de polvo de dióxido de uranio (UO2) obtenido a través de un proceso químico, que será utilizado en la fabricación de elementos combustibles empleado en las centrales nucleares argentinas.
Falta de respuesta del Gobierno
“Desde el Ministerio de Economía se informa que a la fecha no hay ninguna decisión ni comunicación del Gobierno nacional en donde se informe o solicite a Dioxitek no terminar o no continuar la obra de la nueva planta de uranio en la provincia de Formosa”, sostuvo el jefe de Gabinete de Ministros, Guillermo Francos en su informe de gestión.
“Durante la gestión anterior de gobierno, en el mes de septiembre del 2023 se dejaron de recibir partidas de parte de Tesoro de la Nación, por lo que el ritmo de la obra se ha disminuido y Dioxitek se encuentra en una situación deudora con algunos proveedores, pero de ninguna manera se ha detenido la obra”, indicó Francos.
“Al momento no hay un perjuicio patrimonial dado que se están haciendo las inversiones y tomando todos los recaudos para que esta ralentización no perjudique la infraestructura y los equipos existentes en la planta. No se ha efectuado el análisis de eventuales consecuencias penales, no se ha solicitado o instruido a Dioxitek a no terminar la obra”, respondió el funcionario, sin brindar certezas al respecto.
Francos argumentó que la desaceleración se debe a la falta de partidas del tesoro y que, a pesar de la situación de deuda con proveedores, no se detuvo la obra.
Sin embargo, la falta de transparencia y la ausencia de un análisis adecuado sobre las consecuencias legales y económicas de la paralización generan una gran incertidumbre sobre lo que ocurrirá a futuro con Dioxitek en Formosa.
El futuro de la planta y la seguridad del suministro de combustible nuclear en Argentina están en una encrucijada crítica. La disparidad entre la información oficial que da el Gobierno nacional y la situación real pone en evidencia una falta de claridad y una crisis que requiere una pronta resolución, no solo para el proyecto, sino para todo el sistema de generación de energía, cuya reactivación es crucial para mantener el equilibrio energético del país.