El propósito de Dario Krimer de cantarle a las cosas tradicionales
Varias personas, por razones laborales, de salud o por la coincidencia de múltiples actividades ligadas al quehacer cultural, tuvieron ocasión de apreciar las bondades del canto de Darío Krimer, un formoseño por adopción ya que llegó aquí con apenas seis meses de vida procedente de su Monte Caseros, Corrientes, natal.
Es que su padre, el recordado pediatra Jorge Krimer -de quien heredó su vocación por la disciplina y por la especialidad orientada al mundo infantil- había conseguido ocupación en Formosa y la familia no demoró en trasladarse hasta esta tierra que le daba oportunidades.
Darío sigue ejerciendo la medicina y de ello pueden dar fe los formoseños que por razones de salud deben trasladarse a Buenos Aires donde forma parte del equipo del Servicio Social de la Casa de Formosa a cargo del subsecretario Juan Augusto Lito Cambra.
Con la misma sencillez y hasta con timidez se moviliza el compositor, el autor y el intérprete de temas del folclores nacional y regional que, tras la superación de dos años de pandemia que paralizó las fiestas populares, eligió el Teatro de la Ciudad para mostrarse ante sus comprovincianos y demandar un juicio sobre su arte.
Aunque transitó su tiempo estudiantil en esta ciudad tuvo que radicarse en CABA donde realizó la etapa universitaria.
La pandemia le fue de utilidad para dedicarle más tiempo a la creación y a la búsqueda de estilos que le sirviesen para mostrarse con un carácter diferente al público exigente de la Metrópoli así como también ante los suyos ante quienes “rindió exámen” mostrando desde los versos y las melodías de autores formoseños, en su mayoría, el verdadero objetivo de su misión cultural.
Halló en la canción formoseña, que se caracteriza por tener una rítmica diferente así como una temática entrañablemente ligada al paisaje, la amistad y la familia, la verdadera razón de su mensaje y la sensibilidad popular lo captó y se encargó de premiarlo tributándole aplausos y reconocimiento a través de las redes sociales y los medios tradicionales de comunicación social.
Colegas músicos locales, con la solidaridad típica del formoseño, no dudó en tomar las partituras de las melodías que formaron parte del repertorio y permitieron que en el Teatro de la Ciudad Darío Krimer deleitara a los presentes pero, asimismo, a quienes acaban de tener la ocasión de conocerlo y escucharlo a través de las emisiones de Canal 3 TV.
Ha sido el primer paso del médico cantor en su propio terruño y con seguridad, cuando se superen las razones conocidas que postergaron los festivales programados, se lo podrá volver a ver enfrentado a su público que no dejará de reconocerlo como “el hijo del doctor Krimer” y como el cantor formoseño que ha demostrado hasta qué punto caló hondo en su espíritu de musiquero la dimensión del entorno natural y humano que identifican culturalmente a los formoseños.
Justo L. Urbieta