ESPECIAL PROVINCIALIZACIÓN
El relato del Tata Salemi sobre el momento histórico de la provincialización
Por Justo L. Urbieta
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Vicente “Tata” Salemi reseñaba años atrás lo que le expresaba al entonces presidente de la Nación, general Juan Domingo Perón, que habiendo llegado el Territorio de Formosa a su madurez política y reunir todos los requisitos que establecía la Constitución Nacional para ser provincia, se presentaba ante el fundador del justicialismo junto a sus 92 compañeros con los que había viajado a Buenos Aires para la audiencia para peticionarle formalmente nada más y nada menos que la Soberanía Provincial.
Quien fuese el presidente de la Comisión pro-Provincialización de Formosa, fallecido a los 93 años en noviembre de 2009, se expresaba así cuando asistió a los actos realizados en esta ciudad con motivo de conmemorarse los 50 años de aquella histórica jornada del 28 de junio de 1955, dieciocho años atrás.
Destacaba que ese fue el motor de la campaña y felizmente tuvieron eco favorable porque había entonces en todo el país la idea de darle la soberanía a cada Territorio Nacional que había llenado las condiciones de independencia.
Perón prometió la provincialización porque creía que había llegado la madurez suficiente en los Territorios Nacionales para encarar su independencia. Salemi mencionaba siempre una metáfora que a su criterio revelaba palpablemente lo que significaba aquello, ya que “éramos gobernados por gente, diríamos extranjera, que venía de Buenos Aires”.
Sobre el particular aludía al pensamiento que ello generaba entre los hijos de Formosa y la diferencia que existía, al reconocer que no eran los mismos sentimientos, ni las mismas preocupaciones.
Esa metáfora era la siguiente: “La abeja y la avispa liban de la misma flor, pero producen distinta miel”. Lo que quiere decir que no era lo mismo que nos gobiernen “los de afuera” a que gobiernen “los propios hijos de Formosa”.
Ese era el motor de nuestra ideología e idealización soberana”, esclarecía el carismático viejo docente en sus visitas últimas a esta ciudad.
Es que indudablemente había en aquella época un despertar de la conciencia localista, era un ambiente propicio, para iniciar una campaña de provincialización, para conseguir la mentada soberanía.
Se sumaba a ello el hecho de que ya había una pléyade de profesionales formoseños que estaba en condiciones de “tomar las riendas” de la provincia.
“No hice más que aprovechar ese momento, esa madurez, es decir esa ideología ya madura de los formoseños para iniciar ese petitorio a Perón”, confiaba en sus relatos el hombre que frente al máximo líder que tuvo el justicialismo le planteó el sentir de todo un pueblo.
Nunca dejó de brindar una especial recordación de quienes fueron protagonistas de esa gesta cívica que ocurrió cuando transcurría la segunda presidencia del general Juan Domingo Perón a quien se lo calificó como un hombre impregnado de un sentimiento de igualdad social y humana que supo despertar a los territorios nacionales de su largo letargo.
Con una profunda emoción y de la satisfacción porque se aproximaba el momento decisivo, el Tata contaba que con la firmeza esperanzada de una vida mejor organizada institucionalmente y consciente de su madurez política, el pueblo de Formosa asumió la lucha por su ansiada soberanía.
Rescataba que en esa decisión soberana mucho contribuyó para estimularla el gobierno central en la persona del teniente coronel Martín Carlos Martínez, formoseño de nacimiento, quien fue el encargado de traer la novedad de que se había aprobado el pedido de audiencia a Perón.
El encuentro con Perón
En la otoñal mañana del 5 de abril de 1955, en el Salón Blanco de la Presidencia de la Nación, fue el propio Salemi el encargado de exponer ante el Presidente de la Nación los fundamentos de las llamadas “inquietudes libertarias del pueblo de Formosa”.
Relataba Salemi que el general Perón, con cierto dejo de emoción y haciendo uso del viejo lema justicialista que señala que “el pueblo es el único artífice de su propio destino”, les prometió la provincialización de Formosa.
Tal como lo manifestase el presidente de la Comisión, con esa actitud quedó atrás un largo periodo de aislamiento, soledad y olvido de los territorios nacionales, para opinar que se trataba de una injusta asimetría de la historia nacional en contra de los sagrados principios de igualdad ciudadana de la Constitución Nacional.