TERCER MILENIO
Evitar que crucen el Bermejo las ideas de quienes tratan de engañar nuevamente al pueblo
Por Justo L. Urbieta
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Una descripción puntillosa de gran parte de los realizado en el contexto del revalidado Modelo Formoseño durante 2022, las obras y proyectos que su gestión se apresta a ejecutar en 2023 y, sobre todo, la casi imperceptible idea de seguir más allá de diciembre al frente de la conducción de los destinos provinciales ocuparon la poco más de una hora de duración del mensaje de Gildo Insfrán.
Naturalmente se trata de una referencia sintética al discurso con el que el gobernador dejó inaugurado el quincuagésimo período de sesiones ordinarias de la cámara de diputados de Formosa en una ceremonia en la que prevaleció el espíritu democrático de los presentes y el bullicio y algarabía con los que miles de personas acompañaron al mandatario desde el mismo momento en que tomando de la mano a su hija mayor Sofía se encaminó hacia el recinto donde lo esperaban el vicegobernador Eber Solís y la comisión de exteriores de la Legislatura.
En la nota de opinión que este Diario publicase en su edición del martes sugería la posibilidad que en el acontecimiento de ayer surgiese alguna novedad sobre el pensamiento del único orador sobre su futuro que , en esta etapa, se clausura el 11 de diciembre venidero.
Y lo que opino ahora desde esta columna no es información sino un simple presagio respecto de lo que podría determinar alguien al que he acompañado durante más de 30 años: solamente, percepción.
En uno de los tramos de alto contenido político, el lagunense aludía a los acontecimientos bélicos y su impacto en el deterioro de las economías de los países del mundo , apelando a la memoria para no volver a optar por ideas y proyectos que ya fracasaron en el país y en el mundo.
Trascartón, mencionó a los que implantaron un modelo de privilegios para pocos, con endeudamiento, fuga de capitales y concentración de la riqueza y que en la actualidad pretenden arrastrar a los pueblos hacia ese pasado aunque con una mecánica discursiva que oculta sus verdaderas intenciones.
Con sutileza un Gildo Insfrán sereno, como nunca, sugirió que aquí se vuelve a escuchar mentir a los representantes de esos sectores con la finalidad de engañar, otra vez, al pueblo argentino.
Por si algún incauto no resuelve una supuesta demora en interpretar su mensaje, mencionó que “así como en el 2015 sus mentiras no cruzaron el Bermejo, tampoco lo harán hoy”.
Es el desafío de un conductor que piensa, al menos, en el mediano plazo y que si para el dubitativo sigue en ascuas, subrayó: “Formosa será nuevamente bastión para la defensa de niños y niñas, de mujeres, de adultos mayores, de los trabajadores; en definitiva, bastión de los intereses nacionales y populares”.
El orador fue más allá y explicó que ello así ocurriría porque se cuenta con un Modelo de Provincia profundamente humanista y cristiano que guía al pueblo por el camino correcto y , además, por reconocer en el formoseño a un pueblo unido, agradecido y esclarecido que avanza hacia su destino de grandeza sin rendirse jamás.
Insfrán aclaró que su referencia a “destino de grandeza” tiene que ver con su convencimiento que los formoseños han aprendido a pensar en grande, a planificar de acuerdo a los objetivos colectivos con los que fue posible hacer realidad sueños y proyectos que antes parecían imposibles.
Y aquí se detuvo en algo que fuese una particular de su gestión: la generación del sentido de pertenencia, el reconocimiento de contar con una identidad cultural propia que hizo posible crear lo que se ha dado en llamar el Ser Formoseño, un sentimiento que supera ampliamente lo material, para manifestarse también en lo espiritual que nos hace diferentes desde lo sentimental.
Interpreta el mandatario que los sueños y objetivos alcanzados se reflejan en la profunda autovaloración de lo que son los formoseños y de lo que son capaces de hacer como pueblo unido, organizado y solidario.
Otro detalle que lleva a pensar que su conducción no fenece este año, tiene que ver cuando hizo notar que el pueblo formoseño lo había honrado con el mandato de defender los intereses provinciales y en cumplimiento de lo que para él significa una obligación, juramentó no bajar los brazos hasta que sea una realidad el Acueducto del Desarrollo Formoseño desde el Río Paraguay hasta Ingeniero Juárez en su convicción que esta provincia, una de las más jóvenes del país, debe tener las mismas oportunidades que de las que históricamente se benefició el centro del país.
Insfrán reiteró su propósito de seguir luchando desde aquí por lo que le corresponde a Formosa así como la decisión de hacerlo sin dar el brazo a torcer ya que ese fue el modo como se venció al ruin pensamiento de quienes menospreciaban las capacidades propia en la pretensión de tratar a los formoseños como argentinos de segunda, relegados al atraso y al olvido.
Alertó acerca de que sobrevive aún una minoría que piensa así, y ante una realidad que los desmiente, solo les queda el odio y el agravio como tristes herramientas políticas.
Sobre su postura y compostura ante ella, recordó que desde su conducción se optó por el amor por reconocerlo como más poderoso por lo cual lo que se siga construyendo, avanzando, creciendo y progresando se hará bajo el signo del amor.