SE TRATA DE LA LÍNEA DE ALTA TENSIÓN AMBA I
Gialluca pidió que no se postergue una de las obras importante para el abastecimiento eléctrico
La línea de alta tensión AMBA I es clave para aliviar la presión sobre el sistema eléctrico, que en los últimos años operó al límite, especialmente durante los días de calor intenso. Esta obra permitiría transportar más energía renovable desde la Patagonia hacia el área metropolitana de Buenos Aires y el Sur del Litoral, mejorando la capacidad y redundancia del sistema eléctrico.
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El defensor del Pueblo de Formosa, José Leonardo Gialluca, señaló que la falta de inversiones del Estado nacional, como de los privados, sigue siendo el mayor problema que tiene el sector, “por lo cual no solamente se verán afectados los usuarios residenciales, sino también, los comercios, pymes e industrias”, y ante ello solicitó a la Secretaría de Energía de la Nación que no se postergue una de las obras más importantes para el abastecimiento eléctrico del país, esto es la línea de alta tensión AMBA I”.
“Este proyecto –agregó- pensado para mejorar la infraestructura del Sistema Argentino de Interconexión (SADI), fue suspendido porque se pretendía arbitrariamente implementar un cargo fijo en todas las facturas de los usuarios argentinos para financiar la obra, con lo cual, se pagarían nuevos aumentos que irían desde un 3 a un 10%, lo cual, hemos rechazado y sugerido que se utilicen fondos del Estado Nacional o se obtengan créditos a largo plazo que permita avanzar con la construcción de este proyecto”.
Gialluca afirmó que “lo que pretendía la Secretaría de Energía era que los usuarios del Norte Grande asumieran los costos de un anillo energético que iba a beneficiar exclusivamente al AMBA y por otro lado, con el esquema de estampillado a la demanda, lo que implica que los usuarios de electricidad de todo el país sean los que financien la inversión, a partir de la creación de un cargo fijo, cuyos fondos se irían acumulando en un fideicomiso, permitiría comenzar con la obra y en tres años cubrir su financiamiento, siendo totalmente objetable que el Estado Nacional le cobre a la gente una obra que todavía no se hizo y donde la responsabilidad por el abastecimiento en la generación energética para todo el país, recae en el mismo, siendo este un servicio público esencial del cual no se puede desentender”.
Finalmente, el Defensor del Pueblo sostuvo que el sistema eléctrico nacional con su actual infraestructura “no asegura un normal abastecimiento para esta temporada de verano, cuando la demanda eléctrica alcance niveles críticos”.
Riesgo de colapso energético
La línea de alta tensión AMBA I es clave para aliviar la presión sobre el sistema eléctrico, que en los últimos años operó al límite, especialmente durante los días de calor intenso. Esta obra permitiría transportar más energía renovable desde la Patagonia hacia el área metropolitana de Buenos Aires y el Sur del Litoral, mejorando la capacidad y redundancia del sistema eléctrico. Además, contribuiría a reducir el riesgo de colapsos en la red de alta tensión, que ya enfrenta problemas de sobrecarga.
Ahora, y tras la reciente decisión del gobierno, el futuro de este proyecto está en suspenso. Esta elección pone en riesgo la viabilidad de AMBA I, que necesita una inversión de 1.000 millones de dólares para ser completada.
El Gobierno apuesta al apagón
El sistema eléctrico está pasando por un momento complicado. Aunque el Gobierno asegura que el país puede generar suficiente energía, la infraestructura para transportarla y distribuirla no da abasto. Esto se puede ver cada verano, cuando el calor expone lo frágil que es el sistema.
Ahora, y tras frenar el proyecto que podría haber ayudado a mejorar la preocupante situación, el gobierno busca nuevas opciones. Una de las ideas es atraer inversores privados para financiar la línea de alta tensión. La obra necesita una inversión de 1.000 millones de dólares.
El plan es conseguir un crédito a largo plazo que permita avanzar con la construcción de este proyecto. Sin embargo, convencer a los inversores no será fácil, ya que el contexto económico y los riesgos asociados hacen que el proyecto no sea tan atractivo.