POR EL FEMICIDIO DETUVIERION A SU EX PAREJA
Hallaron en un descampado el cuerpo de Gisela Mendoza, desaparecida desde el domingo

Gisela Agustina Mendoza, de 37 años, fue encontrada ayer alrededor de las 8.45 sin vida en un descampado del barrio San Antonio, cerca de una casa abandonada, a unos 50 metros de la cinta asfáltica de la avenida Alicia Moreau de Justo y a unas tres cuadras del cementerio. La mujer estaba desaparecida desde el domingo y se domiciliaba en la calle Corrientes y Quinto pasaje del barrio Fontana, y tenía 3 hijos. Su expareja, un hombre de 38 años que fue quien radicó la denuncia, quedó detenido como principal sospechoso del femicidio.
Según dijo el hombre, Gisela fue vista por última vez en las intersecciones de las calles Corrientes y Pedro Freitas del barrio Fontana, el domingo, a las 9.30.
Sin embargo, la investigación de la División de Delitos Complejos y la sección Búsqueda de Personas de la Policía logró desbaratar la coartada del detenido a través del análisis de cámaras de seguridad y testimonios de allegados. “La investigación por la desaparición inició con la denuncia de su propia expareja”, confirmó uno de los jefes policiales, y explicó que su primera versión era falsa: “Él aseguró que había bajado de la moto a la mujer en Corrientes y Filo. Y que a partir de ese momento, no se la vio más”.
Las cámaras fueron clave en la investigación puesto que las filmaciones y las declaraciones del entorno de Gisela contaban otra historia. “A través del testimonio vertido por su entorno familiar y de amistades hemos podido establecer el derrotero que realizó la víctima en los últimos momentos que fue vista, y particularmente se estableció que fue vista en compañía de su expareja”, detalló el comisario inspector Manuel Oviedo.
“El seguimiento de cámaras –agregó- nos aportó que seguían ambos en la motocicleta hasta este sector de la ciudad (barrio San Antonio, descampado donde fue encontrado el cuerpo). Pero la pieza que derrumbó la coartada fue la imagen de su regreso. Posteriormente, a la expareja se lo observa salir en la misma motocicleta pero ya solo”.
Esos datos, sumados al análisis tecnológico sobre los dispositivos celulares, fueron presentados ante el juez de feria, Enrique Javier Guillen, quien en la tarde del lunes dispuso la inmediata detención del hombre. Los investigadores desmintieron que el detenido hubiera confesado. “No tenemos ninguna confesión. La persona imputada en una causa judicial únicamente puede declarar frente a un juez”, aclararon.
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Rastrillaje
Con los datos aportados por las cámaras de seguridad, la Policía inició un rastrillaje ayer en la mañana con el despliegue de la sección Canes. Los perros especializados, entrenados para la búsqueda de personas con vida y restos óseos, marcaron el lugar preciso donde se encontraba el cuerpo, a unos 50 metros de la cinta asfáltica, en un campo descampado del barrio San Antonio que es de acceso al público y que no tiene ningún tipo de restricciones.
El cuerpo de Gisela presentaba signos de violencia. Aunque no se especificaron detalles del arma homicida a la espera de las pericias de la Policía Científica, la carátula inicial del caso es Privación ilegítima de la libertad y presunto femicidio.
Las autoridades no encontraron denuncias previas de violencia por parte de la víctima hacia el detenido. La motocicleta utilizada para trasladarla fue secuestrada y está siendo sometida a pericias.
El comisario inspector Manuel Oviedo, jefe del Departamento Secretaría General, y el jefe de Delitos Complejos, comisario inspector Héctor Candia, estuvieron ayer en el lugar donde encontraron el cuerpo de Gisela y explicaron a la prensa todo el trabajo investigativo que concluyó con el lamentable hallazgo.
“La Policía, a través de todos sus estamentos, inició las tareas investigativas, sumándose la sección de búsqueda de personas del Departamento de Informaciones Policiales y también la División de Delitos Complejos”, informó Oviedo quien además señaló que con el transcurrir de la investigación hubo también aportes de la ciudadanía que permitieron avanzar con la causa “a partir de testimoniales de vecinos, amigos y compañeros de la víctima, a lo cual se sumó un trabajo tecnológico que realizó personal de Delitos Complejos”.
“Esto último –dijo- llevó a reunir indicios importantes, haciendo que la causa tuviera un giro en horas de la tarde del lunes 14, presentándose todos los elementos de prueba al juez que interviene en la causa, el doctor Guillen, quien dispuso la detención de la pareja de la mujer, quien se encuentra detenido en el Departamento de Informaciones Policiales”.
En el lugar también estuvieron el juez Enrique Guillen, la fiscal Carolina Davini, el jefe de Policía, comisario general Juan Moisés Villagra, personal del Departamento Informaciones Policiales, de la Dirección de Policía Científica, Bomberos, Delitos Complejos, Sección Búsqueda de Personas y otras áreas de la fuerza.
Testimonio
Patricia, amiga de Gisela, contó que ella vivía bajo el asedio constante de su ex pareja, detenido como principal sospechoso del presunto femicidio. A pesar de la separación, Gisela no lograba liberarse del control del hombre y según su amiga, vivía una relación atravesada por amenazas, agresiones físicas y violencia psicológica.
“Siempre le decía que denuncie, pero ella era muy creyente. Me decía que había jurado ante Dios. Le pegaba, y al día siguiente le pedía disculpas como si nada”, dijo Patricia en Radio Uno.
La última vez que se vieron fue el domingo alrededor de las 7 de la mañana, día en que tenían planeado almorzar juntas: “Íbamos a comer tallarines, ella ya tenía todo comprado. Nunca imaginé que sería la última vez que la iba a ver”.
Gisela era licenciada en Geriatría, trabajaba cuidando adultos mayores y también hacía tareas de limpieza. Era madre de tres hijos de 18, 12 y 10 años, y además criaba al hijo de su ex pareja, a quien seguía cuidando incluso tras la ruptura.
La violencia, según relató, también alcanzó al hijo del acusado, quien en ocasiones era usado como instrumento de control: “El nene venía golpeado por no contarle cosas de Gisela. Lo usaba para espiarla”.
Patricia hizo un llamado claro y contundente y dijo: “Que las mujeres no se callen, que no piensen que un hombre que golpea una o dos veces va a cambiar, porque no cambian. Que denuncien, que pidan ayuda. Que no cometan el mismo error que cometió mi amiga… que cometí yo”.