MULTITUDINARIA PROCESIÓN
La feligresía católica celebró a la Virgen del Carmen

Este 16 de julio Formosa vivió uno de los días más significativos de su calendario espiritual y comunitario: la celebración del Día de la Virgen del Carmen, patrona de la ciudad y de toda la provincia. Se trata de una fecha profundamente arraigada en la historia, la cultura y la identidad del pueblo formoseño.
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Bajo el lema de este año, Nuestra Señora del Carmen nos convoca como Iglesia Sinodal a caminar en la esperanza, la caridad y el servicio, la feligresía católica formoseña celebró la fiesta de Nuestra Señora del Carmen, patrona de la diócesis y de la provincia, y materializa una demostración de fe y devoción en forma masiva.
La tradicional y multitudinaria procesión partió a las 15, desde la Rotonda de la Virgen (avenida Independencia y circunvalación), hasta la iglesia Catedral. A la llegada, se celebró la Santa Misa central, presidida por el obispo diocesano, José Vicente Conejero.
La jornada de celebración se inició desde horas tempranas con el rezo del santo rosario y posterior celebración de la santa misa. A las 6.30, 8 y 10, se sucedieron las celebraciones eucarísticas que fueron encabezadas por sacerdotes de las diferentes parroquias de la diócesis de Formosa.
Los feligreses pudieron acercarse hasta el santuario para rendir honores a la patrona de Formosa, cuya imagen lucía radiante rodeada de flores. En las últimas semanas, la Virgen peregrina recorrió diferentes organismos e instituciones públicas y como cada año, la imagen cruzó el río Paraguay en una emotiva procesión náutica que une a dos pueblos hermanos. La celebración patronal trasciende lo religioso para reafirmar una identidad compartida entre Formosa y Alberdi, en un gesto de fe, comunidad y pertenencia.
La fiesta patronal en Formosa
La fiesta patronal en Formosa comienza mucho antes del 16 de julio. Desde el 7 de julio se reza la novena con el lema Junto a María, seamos una iglesia sinodal que escucha y acompaña, en misión; donde se compartió el rezo del rosario de la aurora, procesiones, misas infantiles con chocolate, serenatas y oraciones hasta la medianoche. Cada acto –ya sea en la Catedral de Formosa, en calles engalanadas, o en la ribera paraguaya de Alberdi– es una reafirmación de comunidad, fe y pertenencia.
Pero más allá del ritual, el corazón de esta celebración late en su capacidad para unir. Cuando la imagen atraviesa el río en procesión náutica y es recibida en la parroquia de Alberdi, se reitera un pacto de fraternidad regional. No es un gesto protocolar, sino el reflejo de una realidad sociocultural: muchos formoseños cruzan a diario a Alberdi por razones comerciales, médicas o familiares. Los puentes (literal y simbólicamente) están en el aire desde hace décadas. La Virgen del Carmen hace de esa devoción compartida una base para fortalecer vínculos, incluso cuando la política tensa las aguas o se alzan barreras administrativas.
La Virgen y su legado
En 2014, en medio de una crecida preocupante, la procesión marchó más allá de su recorrido habitual: alcanzó el puerto y se rezó para pedir que las aguas retrocedieran. Al día siguiente, el río bajó, y muchos interpretaron ese alivio como signo de protección divina.
La Virgen del Carmen, en este rincón compartido entre Argentina y Paraguay, es más que figura religiosa. Para sus fieles representa la voz de quienes comparten la historia: desde los fundadores que la trajeron traían consigo una necesidad de amparo, hasta los franciscanos que, desde 1953, hicieron peregrinar su imagen por toda la provincia para abrazar a cada comunidad.