TERCER MILENIO
La historia de un político que puede contemplar el fruto de sus ideas y planificación para Formosa
Por Justo L. Urbieta
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En este tiempo, el ejercicio de actitudes que sean útiles para el prójimo y contribuyan al bien común tiene mucho de generosidad porque la actitud egoísta de los hombres, casi siempre prevalece por sobre el yo solidario que aparece bien oculto y que cuesta revelarlo. Por eso es que la historia se encarga de ponderar a quienes, olvidándose casi siempre de lo propio, ofrecen sus cualidades para que los demás tengan posibilidades de realizarse.
Es probable que estos conceptos resulten conocidos para el lector, pero no hay variantes pues la coherencia en las actitudes entre la idea y la planificación con la ejecución y concreción de lo que ha sido un Modelo lo que le posibilitan al protagonista de esta historia contemplar gran parte de lo soñado para su provincia natal.
Surgen, sin embargo, personas que se distinguen porque ofrecen perfiles notorios, diferentes, aunque ellas mismas traten de disimularlos o minimizarlos. Quien piensa en la transformación desde un proyecto diferente sabe que la realización soporta dificultades y limitaciones que postergan los hechos concretos.
De allí que cuando se evalúa sensatamente la obra de los hombres, casi siempre hay una inclinación por ajustar el balance a los hechos materiales.
Sobresalen quienes entienden que la obra de arte no está en la idea, la preparación o el proyecto de determinado emprendimiento sino en su realización efectiva para el bien común.
Es que la trayectoria de los hombres se sustenta en las condiciones naturales para el liderazgo que provienen de convicciones y las actitudes personales, desde el carácter, los gestos, desde la eficiencia, la constancia y el origen todas las cuales garantizan su vigencia como un sello identitario.
La utilidad de la gestión de los conductores tiene, además, su correlato apreciable con la verdad, el compromiso, la buena voluntad, la sinceridad y la transparencia que adornan su personalidad. Más aún cuando está provista de un contenido sentimental que la hace perdurable.
Periódicamente irrumpen seres dotados de esas condiciones que los convierte en precursores de caminos distintos para un tiempo nuevo renovado en la fe y esperanza.
Alguien confiable, hallable, solidario en todas las circunstancias. Alguien a quien el paso de los días y el acostumbramiento al poder no lo insensibilice, no lo deshumanice.
Este es el caso de Gildo Insfrán, el segundo de tres varones nacido en el seno del hogar conformado por su madre doña Pochó y su padre don Miguel y que hoy jueves 19 de enero cumple años.
Tuve el gusto de conocerlo cuando cursaba el último año de la escuela secundaria en Clorinda y con quien me reencontré varios años después.
Fue frente a la sede de la Escuela de Frontera 6 José Hernández de Laguna Blanca, su pueblo natal y luego de haber estado ejerciendo su profesión de médico veterinario, metido en un corral campesino, ayudando a un productor en la aparición de un ternero.
Esta historia tiene más de 50 años, aunque la relación de amistad se forjó más en el plano laboral que en el de la tradicional que incluye encuentros gastronómicos o reuniones alejadas de la vida familiar y del quehacer político.
Compartimos giras por toda la provincia, la región, el país y naciones vecinas de Sudamérica, así como de la Unión Europea y hasta Medio Oriente cuando nos tocó cubrir sus misiones orientadas a recrear procesos de integración y de búsquedas de un destino mejor para los formoseños frente a administraciones nacionales que no siempre prestaron atención a los sueños y aspiraciones populares.
Desde aquel joven preocupado por la desigualdad de oportunidades, la situación de los campesinos y la existencia de una provincia desintegrada del resto del país y de la búsqueda de medidas reparadoras que frenasen situaciones injustas que se justificaban desde el PEN al sugerirse que “Formosa es territorio de entrega” tras los efectos de la Guerra de la Triple Alianza que hicieron, por ejemplo, que se perdiese Villa Occidental y que soportase reclamos vecinos acerca de que la extensión de sus dominios abarcaban desde el río Bermejo hacia el Norte.
La puesta en marcha de un Modelo de Provincia que fuera resolviendo esas inequidades lo llevaron a avanzar en responsabilidades políticas a nivel nacional y , sin dudas, ha sido el dirigente que alcanzó mayor gravitación en la esfera del país y cuya voz y consejos son respetados inclusive por opositores responsables.
Es coherente ya que sus ideas y discursos siguen el mismo ideario que pondera un espacio nacional, popular, humanista y cristiano y, pese a sus ocupaciones, siempre halla el momento y el modo de manifestarles a sus amigos la vigencia de su afecto.
Su hoja de ruta recibió reiteradamente la adhesión de la mayoría de la ciudadanía y actualmente puede contemplar que gran parte de lo que se propuso realizar está a la vista de todos y al servicio del conjunto comunitario.
Su origen como hombre del interior se percibe en la planificación de su agenda de estado y de allí el carácter prioritario que otorgó a la integración territorial en el plano vial, energético, hídrico y comunicacional, así como a la educación y a la salud pública.
Es probable que la contemplación de su obra lo satisfaga. Aunque a personalidades como la de quien cumple años este 19 de enero, siempre hay algo más que les queda por emprender para la felicidad del pueblo y la grandeza provincial y nacional.