La inauguración de una obra emblemática en un año clave
Desde que asumió como gobernador a fines de 1995, Gildo Insfrán le habló a los formoseños acerca del proyecto de provincia que había pergeñado para avanzar en un proceso de transformación plena de todos los sectores de la vida comunitaria y entre ellos ponderó el acento que pondría para lo vinculado con la educación y la salud a los que le otorgó el carácter de “cuestión de estado”.
Ese pronunciamiento en la priorización de sus objetivos de la gestión registró buenas nuevas en 2003, un año clave para las aspiraciones locales ya que se registraron dos hechos que aceleraron los plazos determinados en el Modelo Formoseño con la llegada al PEN del santacruceño Néstor Carlos Kirchner.
El 28 de mayo de ese año, a solo tres días de haber asumido como jefe de estado, vino a Formosa a cumplir con la palabra empeñada al pueblo de la provincia y a su amigo Gildo ante el apoyo recibido durante la campaña electoral cuando recibió la adhesión plena aquí contrariamente a lo que acontecía en otros lugares del país donde ni siquiera sabían pronunciar correctamente su apellido, según su propio relato.
Ese día firmó con Insfrán el Acta de reparación Histórica que permitió que se hiciesen realidad antiguos sueños de varias generaciones de formoseños, pero volvió el 14 de octubre para pormenorizar acerca de lo que apoyaría desde la Nación para que se avanzara en ese proceso de evolución económica y social de esta parte de la Argentina, olvidada y desprotegida.
Y en la misma jornada -este jueves se cumplirán 18 años de lo que aconteciese- fue inaugurada una obra calificada como emblemática para el sistema de salud que en los casos complejos se debía apelar a Buenos Aires, Córdoba o Rosario.
Y la inauguración del Hospital de Alta Complejidad “Presidente Juan Domingo Perón” hizo posible que patologías que demandaban el desarraigo de enfermos y familiares para su atención extra provincial marcó una bisagra en el fortalecimiento del sistema de salud.
Fue una jornada emotiva para las autoridades locales y los recursos humanos contratados para todas las áreas, la mayoría de ellos formoseños aunque también con la participación de profesionales de trayectoria jerarquizada en el país y la región.
Es que el visitante, el jefe de estado, admitió que se había encontrado con una obra que enorgullecía a todos los argentinos , que marcaba calidad y justicia social y que , en lo personal, lo repotenciaba en la esperanza de construir un país distinto.
Kirchner confió que lo que estaba inaugurando constituía un acto de equidad y demostraba el firme propósito de cuidar la salud del pueblo.
“Esto es pensar en el futuro, es pensar en nuestros hermanos y hermanas formoseños que van a tener una salud digna como se merecen y por eso nosotros adherimos fuertemente a este gran logro”, manifestó.
En su reflexión en esa jornada, Kirchner consideraba que había llegado la hora que en la patria las dirigencias políticas saliesen de la discusión banal porque el pueblo ha llevado sobre sus espaldas los análisis y los diagnósticos de dirigentes que están en cómodos sillones.
“Por eso yo quiero recorrer la Argentina, para que llegue la voz federal, para que el pueblo federal, para que los hombres y las mujeres de este interior olvidado, más allá de los análisis y de los diagnósticos, puedan recibir la mano reparadora de la Argentina que los vuelve a considerar parte de su patria”, expresó.
Aludiendo a lo eminentemente interno, Insfrán explicaba que las políticas oficiales señalan que todos quienes actúan en el Sistema Integrado de Salud, que se extiende a lo largo y ancho del territorio, tendrían en el HAC a un verdadero centro de referencia de alto nivel, con la presencia permanente de científicos de la Argentina y del exterior.
Y expresaba su deseo es que el flamante Hospital integrara la red internacional de salud que se irá dando a través del accionar en común con distintas universidades y también que sea el de mayor referencia en el norte argentino y por qué no en el norte del continente”, consignó.
Confiaba en que paulatinamente se irían habilitando los distintos servicios del amplio complejo, aunque priorizando a aquellos considerados de alta necesidad en función de las demandas sociales y de las realidades sanitarias jurisdiccionales.
Proponía un avance gradual en su funcionamiento pleno mientras se avanzaba en los ajustes necesarios para cada una de las etapas con la finalidad de evitar cualquier tipo de sorpresas.
Mencionaba la decisión de apostar a la organización del sistema de salud en red de complejidad creciente y distribuido en distritos y áreas programáticas que garantizaran la accesibilidad, la promoción de la salud y la prevención de enfermedades.
No dejaba de recalcar que la atención y la rehabilitación de ellas articuladamente, permitiría, como ocurrió, tener el orgullo de contar con el único hospital público del país que hiciese trasplantes cardíacos, de hígado y riñón.
Aunque el HAC representa el emblema sanitario de Formosa, la planificación no se detuvo y mucho menos la ejecución de otros emprendimientos que otorgan mayor vigor al sistema de salud con obras como el Hospital Interdistrital Evita y el Centro de Medicina Nuclear y Radioterapia, entre otros, sumándose también las referidas al Hospital de la Mujer, el Hospital Pediátrico y el Centro de Hemoterapia que están en plena ejecución.
Todo este complejo de salud fue puesto a prueba por la pandemia de covid-19 y los resultados están a la vista.
Esta emergencia sanitaria sirvió, asimismo, para incorporar equipamiento de última generación en toda la infraestructura distribuida a lo largo y ancho del territorio por lo que aquel hito del 14 de octubre de 2003 se ha expandido como reaseguro para la protección de la salud y la vida de los 650.000 formoseños.
Justo L. Urbieta