TERCER MILENIO
La sensata expectación popular que los candidatos confíen cómo les ayudarán a mejorar su calidad de vida
Por Justo L. Urbieta
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Puestos en el lugar de aquellos a quienes aún les sobra paciencia para soportar las dos horas de duración del debate de los candidatos presidenciales, la coincidencia mayoritaria revela que, salvo raras excepciones, la mayoría dejó a los televidentes con las ganas de tener alguna expectación positiva de lo que les puede aguardar a partir del 10 de diciembre para que sus penurias y las secuelas de la crisis tengan algún alivio.
Es cierto que Juan Schiaretti tuvo un discurso prolijo y ordenado, pero, salvo los advertidos, se enteraron de que se circunscribió a sus logros de gestión en Córdoba que pretende transpolar al resto de un país con realidades diferentes, plenas de inequidades y desigualdades por la indiferencia centralista hacia el país federal.
Aparte de lo suyo, solamente Sergio Massa mostró un caudal de proposiciones que respondió de algún modo a lo que el público aguardaba, aunque tuvo que retacear su exposición por las obligadas interrupciones para aclarar desatinos de algunos de sus contendientes.
No hay que dejar de tener en cuenta que Massa, más allá de sus ideas y de su innegable capacidad de gestión ya demostrada en el estado municipal y nacional, forma parte de un gobierno que sembró esperanzas en 2019 muchas de las cuales fueron tropezando por los obstáculos que lo imprevisto, la herencia y la dura lucha contra la naturaleza plantearon al presidente Alberto Fernández.
El candidato de Unión por la Patria siempre tuvo una idea clara acerca de la realidad nacional y las causales de sus vaivenes, tan es así que desde el lugar que le tocó actuar se identificó con el concepto de que las provincias son anteriores a la Nación y contribuyeron a su nacimiento así como también que ese objetivo tuvo en la gesta de los valientes caudillos del Norte Grande un rol decisivo para consolidarla.
Y fue, junto con Eduardo de Pedro, el que interpretó el clamor de los mandatarios de esa región que se unieron -más allá de sus idearios políticos e ideológicos- a trabajar juntos para conseguir el desarrollo y el crecimiento de sus estados para lo cual hasta contribuyo a propiciar misiones hacia Israel y Estado Unidos de América para que lograsen copiar modelos sobre el manejo del agua y la modernización productiva así como también conectarlos con los organismos internacionales de crédito para ejecutar aquellas obras emblemáticas y estratégicas para el destino de sus habitantes que no podían ser resueltos con los recursos presupuestarios propios de una Argentina castigada por la multimillonaria deuda que contrajo Mauricio Macri con el Fondo Monetario Internacional, las dolorosas y onerosas secuelas de la pandemia a causa del coronavirus y la mayor sequía de la historia que terminó sepultando las ilusiones de recuperación de la gestión del Frente de Todos.
Y los gobernadores -entre ellos Gildo Insfrán- advirtieron que Massa era el hombre con la solvencia necesaria como para encarar un proceso de reconstrucción nacional y de allí que se unieran al candidato en una suerte de relanzamiento político de UxP en Salta donde hizo notar que gobernar la Argentina es un tema serio y no una diversión para audaces.
Reconocía Massa que gobernar la Argentina requiere de templanza, de un enorme equilibrio a la hora de tomar decisiones, así como también que cuando se debe administrar la escasez, para dar a unos le tiene que sacar a otros requiere de mucho patriotismo porque se necesita ser un país que defienda lo propio.
Reconoce que hay gente enojada con el fracaso de Macri, que votó con esperanza en el 2019 a Alberto Fernández y que ahora siente frustración porque la esperanza que depositó no se cumplió por lo que transmite su pedido de disculpas al pueblo argentino y el compromiso de dar todo de sí para construir un tiempo mejor para todos desde diciembre.
Insiste en que lo del coronavirus no ha sido menor porque Argentina entró a la pandemia sin crédito ya que no tenía cómo financiar las camas de hospitales, los respiradores, los hospitales modulares, cómo financiar los ATP que cobró la gente para mantener el trabajo y los financió con emisión.
Reconoce que eso también contribuyó a la inflación y que fue acumulando pesos que se los termina pagando en volumen de circulación con caída de la demanda de dinero ahora.
Considera que la educación es un tema central para mencionar que envió al Congreso el proyecto de la nueva Ley de Financiamiento Educativo que establece el piso de inversión en ocho puntos del PBI; un punto y medio de las universidades públicas; matemática y alfabetización con un nuevo enfoque; cuarto y quinto año, obligatorio robótica y programación en los colegios.
Sumó a ello un cambio en el régimen para carreras cortas con salidas laborales en todo el sistema universitario.
Coincidentemente, plantea críticas a la oposición que plantea el arancelamiento universitario, señalando que en lugar de hacer crecer la inversión del Estado en materia educativa, plantean que cada mamá pague tres millones de pesos al año para que su hijo vaya a la universidad. Aquí precisa que estas son las dos argentinas que se debaten el 22 de octubre por lo que convoca a los padres que no permitan que su familia vote a favor del arancelamiento universitario porque ello implica condenar a que sus hijos no puedan ir a la universidad.
Además, los llamó a que no permitan que en sus familias se vote a favor de la libre portación de armas. Yo quiero que los hijos de las mamás salteñas a la escuela vayan con una notebook en la mochila, y no con un arma.
Sergio Massa insiste en su determinación de llegar a la presidencia de la Nación, llamará a un gobierno de unidad nacional y que convocará, si es necesario, a gente de diferentes sectores políticos para su gobierno.
Apunta que su objetivo es trabajar para que disminuya la inflación y para que aumente el poder adquisitivo del salario de los trabajadores, indicando que algún alivio se logró con la aprobación de la eliminación del impuesto a las ganancias y la devolución del IVA, que a ese trabajador que gasta 190000 pesos de canasta le representa casi 18000 pesos más de ingreso, a lo que se agrega un régimen de reducción en los impuestos de sus empresas, que les mejora el salario.