TERCER MILENIO
Las nuevas generaciones y su formación profesional en su propia provincia
Por Justo L. Urbieta
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Gildo Insfrán es un defensor a ultranza del federalismo en los foros donde le toque actuar y esa es la razón por la que no debe sorprender que las decisiones que adopta se aferran a ese concepto que proclama y que ejecuta en los hechos a partir de su desafío de lograr que igualdad de oportunidades de por medio , los formoseños tengan la posibilidad de realizarse en su propia tierra, vivan donde vivan.
Y la realidad así lo confirma ya que desde el Modelo Formoseño para el Desarrollo Provincial –hoja de ruta de su gestión- ha recreado una planificación que confirma su ideario en materia de equidad territorial tanto en materia vial, educativa, sanitaria, energética, productiva , comunicacional y en lo que concierne al manejo de los recursos hídricos.
Y su visión política la fundamentó en su propia experiencia como alguien que nació y se crio en el interior y que a fines de la década del 60 tuvo que abandonar el hogar familiar en Laguna Blanca para seguir sus estudios secundarios en Clorinda para luego continuar su carrera universitaria en Corrientes.
Experiencia personal
No pocas veces relataba que acompañaba a su padre Miguel cuando trasladaba los frutos de la producción del campo hacia los principales centros urbanos y las peripecias que soportaban cuando las lluvias obligaban a soportar largo tiempo de espera paciente en las rutas de tierra para el regreso a casa.
Esa experiencia personal -que se repite en miles de jóvenes de esas generaciones- influyó en la planificación de gobierno a tal punto que fue en sus épocas como vicegobernador que viajó a Asunción del Paraguay y logró que fuese recibido en el seno de la Reunión de Cancilleres de la Cuenca del Plata para alertarlos sobre la tragedia que amenazaba a la mitad de la provincia y también a estados vecinos ante la ausencia de obras que frenasen la retracción pertinaz del cauce originario del Río Pilcomayo cuya fuga de la región era inminente.
Para los cambios
Lo mismo quedó en evidencia cuando en septiembre de 1996 lanzó en General Belgrano el Programa de Asistencia Integral a los Pequeños Productores Agropecuarios (PAIPPA) al advertir que los campesinos no lograban réditos a su esfuerzo en sus limitadas superficies en la que se dedicaban al monocultivo del algodón.
El PAIPPA permite que 10.000 familias hayan tenido acceso a la propiedad de sus tierras, a las viviendas rurales, a las entidades de crédito, a la educación, a la salud, a la previsión social y a la organización comunitaria a lo que se sumó su aceptación a sumarse al programa de diversificación productiva.
La Universidad propia
Casualmente, en el seno del PAIPPA hizo posible que los campesinos accedieran a la educación secundaria y terciaria agregándose luego la creación del Instituto Universitario de Formosa con sede en Laguna Blanca de donde ya surgieron los primeros egresados en la novedosa carrera de Ingeniería en Producción Agropecuaria y las licenciaturas en Turismo, Medio Ambiente y Recursos Hídricos, la mayoría de ellos hijos de los otrora olvidados campesinos minifundistas.
Esta mirada atenta a la educación -a la que definió como el nuevo rostro de la justicia social- se tradujo en el mejoramiento de la infraestructura a tal punto que su gestión acaba de inaugurar el edificio número 1.439, en un hecho inédito en el país.
Pero el gran anuncio tuvo que ver con su decisión de crear, sobre la base del Instituto Universitario Formoseño, la Universidad Provincial de Formosa con sede en Laguna Blanca.
En las últimas jornadas ocurrieron dos hechos que complementaron esa determinación: la designación del formoseño Enrique Javier Morales -hijo del referente de la educación como lo es Pedro Morales y que se desempeñaba como profesor en la Universidad de Buenos Aires (UBA)- como rector organizador de la nueva casa de estudios superiores.
Y por otro lado, el anuncio en el barrio San Agustín, donde ayer presidió una nueva edición del Operativo por Nuestra Gente Todo, de la creación de la Facultad de Medicina y la Licenciatura en Enfermería en la flamante universidad propia.
Con profundo orgullo por lo que decidió, recordó que los jóvenes de su generación debían emigrar a Clorinda, Formosa Capital u otras provincias de la región NEA y el país para continuar sus estudios secundarios y universitarios.
“Ahora los capitalinos van a tener que ir a mi pueblo ( Laguna Blanca) si es que optan por las carreras que se van a dictar en nuestra Universidad Provincial”, sintetizó el momento particularmente emotivo que estaba viviendo ante el pueblo formoseño al interpretar que se afirmaba en la realidad su objetivo que las nuevas generaciones de formoseños se formen profesionalmente en su propia tierra.