hace 8 meses está viviendo en la región de Calabria
Luis Giménez: un formoseño en el fútbol de Italia
Por Rocío Chavez
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El delantero formoseño Luis Leonardo Giménez, de 24 años, hace 8 meses está viviendo en la región de Calabria, que en el Suroeste de Italia ocupa la punta de la península con forma de bota del país. Luizito es uno de los seis sudamericanos (cinco argentinos y un uruguayo) que juega en la Associazione Calcistica Dilettante (ACD) Città Amantea 1927, el club de la ciudad Amantea, un pequeño pueblo turístico de Calabria, entre el Mar Tirreno y la cadena costera de los apeninos calabreses. Él como tantos otros jóvenes futbolistas siempre soñó con jugar profesionalmente y llegar a Europa, “a lo más alto del fútbol, y ayudar a mejorar la vida de mi familia”. Hoy está cumpliendo ese sueño a costa de grandes sacrificios.
La incorporación de sudamericanos es habitual en los equipos de fútbol de Italia, todos los equipos tienen dos o tres sudamericanos y uno de los equipos de la región Calabria tiene 14 argentinos. Luizito -como le dicen en Italia- cuenta que el Città Amantea “se encarga de todo, la casa, la comida, el transporte, es parte del contrato”. Vive en el piso de un hotel, cerca del club, junto a 4 futbolistas, un uruguayo y tres argentinos: “La gente del club es muy buena, siempre predispuesta y los hinchas nos recibieron muy bien, nos hacen llegar su cariño cuando nos ven en la calle, nos invitan a comer, quieren estar con nosotros; es el mejor club y toda la ciudad es hincha, todo es excelente”.
Hoy a 8 meses de llegar a ciudad italiana, el jugador formoseño dice que ya está adaptado “y es como que ya estoy en casa, pero me costó muchísimo el primer y segundo mes, más que nada porque no podía expresarme, vine sin saber la lengua, me costó la diferencia horaria, las comidas, absolutamente todo; no tenía comunicación con nadie, gracias a Dios había argentinos y eso me ayudó muchísimo, al tercer mes ya entendía la lengua, me podía expresar más o menos y hoy en el octavo mes entiendo casi el 100% el idioma y lo habla en un 80-90% tranquilamente, me costó , tuve que estudiar mucho, me sentaba todo el tiempo a leer”.
Oriundo del barrio Santa Rosa, Luizito tiene 6 hermanos y él es el del medio. Cursó sus estudios primarios en la Escuela Nº 179 del barrio Don Bosco y a los 13 años se fue a Buenos Aires -donde cursó la secundaria- y empezó a vivir su sueño de jugar profesionalmente al ingresar al Club Argentinos Juniors. En Formosa comenzó en la categoría Infantiles y pasó por los clubes Defensores de Formosa (donde jugó fútbol de campo y de salón), 8 de Diciembre y Defensores de Villa del Rosario.
“Estoy buscando la permanencia en el futbol de este país, poder crecer de categoría como todo futbolista lo desea, buscar asentarme. Es el sueño de todo chico que sale de abajo y empieza a patear una pelota, y para llegar hay que sacrificar muchas cosas”, dice Luizito al Diario FORMOSA.
Haciendo un resumen de su experiencia cuenta que “me tuve que ir muy chico de mi casa, abandoné Formosa cuando tenía 13 años, me fui a Buenos Aires y me formé en las inferiores del club Argentinos Juniors; si bien en Formosa había hecho infantiles, la mayor formación la hice en Argentinos Juniors donde fueron 6 años de puro aprendizaje, luego, entre tropiezos, tuve que volver, después volví a la B Nacional, estuve en Almirante Brown, luego jugué en la D en Buenos Aires y después estuve año y medio en Formosa donde jugué en el Club 8 de Diciembre y también compartí algo en Villa del Rosario, siempre con la perseverancia, con el cuidado que requiere este deporte, porque uno nunca sabe lo que puede pasar”.
El formoseño es un devoto a Dios a quien agradece todo, pero en particular tener a su padre, Don Luis, un reconocido canillita de la ciudad de Formosa que es el otro héroe en esta historia. “Si no lo hubiese conocido a Dios, hoy no estaría acá, no hubiese podido pasar por todo lo que tocó pasar sin la fortaleza que Dios me dio; es mi protección, mi guía y cada cosa que hago intento entregárselo”.
Luizito supo desde chico que quería ser jugador profesional y ya en Buenos Aires convivió con grandes jugadores, fue alcanza pelotas en la cancha “y así le alcancé la pelota a jugadores como Riquelme, Pisculichi, y otro tantos grandes como Carlitos Tevez; yo veía cuando era chico cómo jugaban ellos, dónde estaban, qué botines se ponían, la vida que tenían… y disfrutar del futbol siempre fue algo que quise”.
En Buenos Aires Luizito compartió con grandes jugadores en el Torneo de Primera División y la B Nacional. Hoy algunos de ellos son campeones del mundo y otros están jugando en la Premiere League, la máxima categoría del sistema de ligas de Inglaterra. Cuando estuvo en inferiores le tocó vivir con Nico González (hizo todas las categorías inferiores en Argentinos Juniors y hoy juega en Italia), con Nehuén Pérez (se formó en Argentinos Juniors y hoy juega en Italia) también compartí con Alexis Mac Allister (al igual que sus dos hermanos, comenzó su carrera con Argentinos Juniors y hoy juega en la Premier League, en Liverpool F.C).
“Sentí mucho por ellos que estaban ahí, poder haberme formado con ellos y que hoy sean campeones del mundo, y seguir hoy teniendo algún que otro contacto con ellos, fui muy feliz, no lo niego”, cuenta al recordar el Mundial 2022 y dice que cuando Argentina salió campeón estaba en Fomosa: “Estuve solo solo porque mi papá y mis hermanos se fueron a visitar a mi hermana que vive en el Sur, el primer partido lo vi en compañía y perdimos, entonces dije que iba a mirar el Mundial solo y así lo hice después y lo disfrute muchísimo”.
En el Città Amantea, club fundado en 1927, entrenan de martes a viernes, unos 30 jóvenes futbolistas, entre ellos los seis sudamericanos, y un día de la vida de Luizito es intenso: “En el club entrenamos por la tarde con el plantel. De mañana me levanto temprano, tomo mucho mate, leo el Evangelio del día, trato de tener mi momento de oración con Jesús, me gusta mucho aprender de él e intento poder anunciar a Jesús en momentos libres a mis compañeros. Suelo hacer algún tipo de trabajo físico específico en el gimnasio, un poco de bici, luego llega el almuerzo y después ir al club que lo hago una hora antes u hora media, disfruto mucho de esos momentos como tomar mate antes de entrenar, y ya después de las 18 horas se baja la intensidad, son los momentos libres y es cuando me comunico con mi familia y mis amigos”.
“Mi papá siempre fue, es y seguirá siendo el pilar”
Don Luis, el padre de Luizito, es el héroe en la historia de vida del jugador y así lo reconoce: “Mi papá siempre fue, es y seguirá siendo el pilar. Fue quien me enseñó el sacrificio a su manera y me dijo que yo tenía que hacer los sacrificios a la mía, pero lo viví con él desde muy chico. Para mi, él es mi mayor ejemplo en la vida y le debo mucho, es la personas más humilde y guerrera y estoy orgulloso de ser su hijo y del hombre que es”.
Siempre agradeciendo lo que le está tocando vivir y “con todo a los pies de Cristo”, no se cansa de agradecer a Dios el padre que le tocó “y por regalarme tantas ganas, tanto atrevimiento, tanto entendimiento por todo esto, por todas las personas que me puso en el camino para que yo pueda llegar acá; hubo profesores que me marcaron, me enseñaron muchísimo. Dios también me regaló muchos amigos y hubieron muchas personas en el camino que cuando estuve lejos de casa me brindaron el calor de una familia, me dieron un techo, me dieron un pan en su mesa, son muchas las personas que me ayudaron con su granito de arena para que hoy esté acá”.
Luizito lo resumió todo en un post que escribió en sus redes sociales en agosto del 2023, momento que fue confirmado en el Città Amantea de Italia: “Imposible describir lo que Dios hizo con mi vida. Lo que tuve que pasar, lo que tuve que llorar. Hubo días en el que ya no tenía ganas de ir a entrenar, que ya nada tenía sentido. Pero había algo que me estiraba a que intente una vez más. La fe de mi papá que es tan inmensa me la hacía sentir a mí. Cuando ya estaba en las últimas, llega la mano de Jesús y me levanta hasta donde jamás pensé estar. Agradecer a las personas que hicieron esto posible, esos amigos de fierro que me bancaron y pusieron la cara por mí, esos que dieron todo sin pedir nada a cambio. Hoy más que nunca muy agradecido. Tengan fe sacrifíquense, hagan el bien, tengan humildad, que solo Dios tiene la última palabra. Un nuevo comienzo para mí, una nueva experiencia!”.
“El fútbol me enseñó a superarme”
“El fútbol me enseñó a superarme, me enseñó y me enseña muchísimo. Lo que más me sorprendió es que me dio mucho más de lo que me pude imaginar, me sorprende lo que uno puede llegar a ser, dónde puede llegar, lo que puede generar gracias al fútbol y lo que me tocó hacer como el irme de casa muy chico”, reflexiona Luis Leonardo Giménez.
Luizito es un agradecido a Dios y agradece “el haberme ido a temprana edad de mi casa, lo que me ayudó luego a insertarme en otro país, con nueva lengua, nuevas personas; la adaptación es muy importante y si uno no es consciente del sacrificio se hace complicado poder adaptarse, que es lo más importante y requiere mucho esfuerzo; yo lo tuve que hacer desde muy chico, tuve que pasar muchas etapas solos, se abandona totalmente muchas cosas, todo lo que sea cumpleaños se olvidan, me tocó sacrificar navidades y años nuevo fuera de casa, pero son sacrificios que uno tiene que hacer para cumplir ciertos objetivos” .
Es por ello que hablando a los chicos que hoy sueñan con ser Messi y jugar al fútbol profesionalmente, Luizito dice: “No permitan que nadie tape los sueños que tienen. A mi me pasó que tuve muchas personas que intentaron ponerme palos en la rueda para que no crezca, y eso va a ocurrir siempre. Les diría también que se cuiden mucho. Si uno quiere ser un profesional en esto y quiere llegar a cierto lugar hay que cuidarse mucho. Yo creo que muchas puertas se me cerraron porque en un momento no me cuidé, no cuidé mi salud, hay que descansar, dormir bien en la noche, alimentarse bien, hacerlo realmente todos los días, porque si solo te cuidás dos o tres días, así también va a ser la carrera de uno. Siempre entrenar, todos los días, no regalar ningún entrenamiento, no robarse, siempre hacer algo de más, siempre intentar mejorar. Un técnico me dijo un día que si yo quería ser profesional, vivir de esto y solo le dedicaba dos horas de mi vida, no iba a llegar, porque no todos nacemos con el talento de Messi, quizás no tenés el talento, pero si le ponés el sacrificio todo llega. El poder irse y formarse en una buena escuela también es muy importante como entregarle siempre a Dios cada entrenamiento, darle las gracias porque te lo permita hacer, y poner el sacrificio de nuestra parte, con todo eso va a estar difícil que no se cumpla ese sueño, tarde o temprano los logros llegan.”