PRESENTARON LA 2.A EDICIÓN DE LA ANTOLOGÍA LITERARIA NAMBRENARIO
“¡Nambrena, si somos nosotros nomás al fin y al cabo!”
Hace tres años salió la primera edición de Nambrenario, una antología literaria que desde el primer momento llamó la atención no solo por el paraguayismo idiomático de su nombre, sino porque es un libro que nos sitúa en el paisaje litoraleño y con lenguaje llano y rico propone una experiencia de lectura en la que nos sumergimos en el paisaje urbano de las calles y barrios formoseños así como su naturaleza. Con prólogo del gran Orlando Van Bredam, Nambrenario contiene 16 textos de los jóvenes escritores formoseños Héctor Washington, Adriana Helbling y Jorge Manuel Aponte, tres estilos diferentes de escritura que proponen también “una mirada más amigable de lo que se suele pensar que son los escritores”. La semana pasada, en el local de ATE, se presentó la 2da edición de Nambrenario, celebrando el primer aniversario de la Biblioteca Cristina Marinosci. Allí los tres escritores compartieron con el público sus relatos y poesías y firmaron ejemplares del libro al que Héctor Washington lo define como “un proyecto literario y humano que, en lo personal, me honra integrar junto a Adriana Helbling y Jorge Manuel Aponte”.
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“¡Nambrena, si somos nosotros nomás al fin y al cabo!”, afirman los escritores de Nambrenario que se unieron ante la necesidad de compartir un espacio de exploración y experimentación literaria, experiencia que en palabras de Héctor Washington les aportó mucho: “Creíamos necesario desacralizar esa imagen del escritor muerto hace quinientos años o el que aún vive pero encerrado en su nube. Y no es así. Como cualquier persona, el escritor paga cuentas, llega o no a fin de mes, reniega con la obra social, con los bancos y la burocracia en la sociedad. Entonces, la idea también era decir: ‘¡Nambrena, si somos nosotros nomás al fin y al cabo!’. Y, por supuesto, el compartir un espacio de lectura o escritura de textos es muy rico y a su vez implica la maravilla de las relaciones humanas, que nos enriquecen en todo sentido”.
—¿Cómo fue que dieron a luz la antología?
—Surgió en una juntada más bien espontánea. Con Jorge teníamos la idea de editar algo juntos desde la experiencia colectiva de Alquímico. Y él, paralelamente, tenía la intención de editar con Adriana una serie de textos. Finalmente nos propuso hacer algo conjunto y ni lo dudamos. Nos juntamos un día y, entre birra y birra después de un almuerzo, nos dispusimos a recopilar los textos y eventualmente finalizar otros que teníamos a medio terminar. No hubo demasiado protocolo porque teníamos los tres una mirada bastante parecida respecto de la literatura y la forma de encarar ediciones”.
—¿Por qué Nambrenario?
—Precisamente surgió en ese almuerzo. Y también fue espontáneo, en medio de la charla. De repente, Jorge preguntó algo así como: “¿Y cuándo estaría listo ese Nambrenario?”. Y quedó sellado el nombre porque nos pareció que encerraba integralmente toda la línea conceptual que -sin buscarlo demasiado concienzudamente- el propio libro nos iba proponiendo desde los textos, con un anclaje localista, pero también con un vuelo semántico hacia lo universal.
—El libro, desde su nacimiento, fue presentado en ferias del libro de la región con muy buena aceptación… desde tu visión, ¿qué es lo que atrapa a los lectores de Nambrenario?
—Sí, lo presentamos en la Feria del Libro formoseña apenas lo editamos, en 2021; luego lo dimos a conocer en la Feria del Libro de Resistencia de ese mismo año; en la Feria Chacú Guaranítica 2022, en Asunción y en Resistencia; en el Congreso de Literaturas Argentinas 2022 en San Salvador de Jujuy; y ya la segunda edición, en este año, la compartimos en público celebrando el primer aniversario de la Biblioteca Cristina Marinosci la semana pasada. Creo que el nombre despierta mucha curiosidad desde la propuesta lingüística en los hablantes familiarizados con la expresión ‘nambrena’, tan propio de nosotros. Y quizá también los paisajes retratados desde los textos, desde donde el lector podría llegar a sentir una fuerte identificación (más allá de que tengan un tratamiento más bien universal). Y en este sentido, la maravillosa foto de tapa del bañado La Estrella de Ramón Maldonado completa el círculo para ingresar a la lectura.
—Los tres tienen diferentes estilos de escritura… ¿cómo describirías el tuyo? ¿Sos esencialmente poeta? ¿Y qué es lo que te une a Adriana y Jorge?
—Sí, en mi caso, escribo poesía particularmente, que en mí nace desde una búsqueda imperativa, desde una necesidad del decir más que del contar. Y hallar un balance entre qué decir y cómo decirlo suele ser una tarea muy ardua, que me exige corregir y corregir los textos durante largas semanas o incluso meses. Me inquieta mucho lograr un resultado satisfactorio desde el trabajo minucioso con el lenguaje. No creo demasiado en la poesía espontánea que no se somete a la corrección posterior. Y en ese sentido, los recursos retóricos me resultan esenciales para tratar de no decir lo que ya se dijo y como ya se dijo. Adriana y Jorge son grandes amigos míos, muy queridos y admirados. Con Jorge venimos trabajando desde hace unos veinte años en esto de la literatura, así que nos conocemos bastante. Y Adriana es una narradora formidable, con un ojo tan sensible a la cotidianeidad que después lo vuelca en sus narraciones, que son geniales. También la conozco desde hace muchos años, desde su intenso trabajo comunitario con y por las infancias de los barrios formoseños; una labor admirable por donde se la mire.
—¿Cuál es el hilo conductor de los 16 textos que encontramos en Nambrenario?
—Más allá de los paisajes que proponen los textos, construidos casi a modo fotográfico, hubo ciertamente un hilo conductor que Adriana advirtió azarosamente. Y es que en la gran mayoría de los textos —si no en todos—, el elemento del vuelo aparece en algún momento: hay siempre un ave que es como si sobrevolara la escritura de los tres y le otorgara una sintaxis de principio a fin al libro. Lo maravilloso de eso es que no fue planeado, se dio así por obra del azar. Incluso la fotografía de Maldonado, que nos confirmó que iba por ahí la cosa.
—Vos, Jorge y Adriana son parte de la nueva generación de escritores formoseños… ¿cómo describirías la producción literaria de los jóvenes escritores hoy?
—Hay mucha producción literaria en Formosa. Y muy buena. Y también mucha inquietud por publicar y dar a conocer sus producciones. Pueden verse, de hecho, revistas literarias, fanzines, eventos de lectura en determinados reductos. Hay muchas ganas de producir literatura, incluso en generaciones de adolescentes que suelen asistir e integrar talleres y eventos de este tipo. En este sentido, son muy importantes los espacios de formación, tanto en el seno de la universidad como en los programas oficiales, asociaciones y centros culturales, que permanentemente están motorizando estas actividades”.
—Desde tu opinión, ¿cuál sería la característica de la literatura formoseña, o cómo la ves?
—Creo que es muy rica y variada. Tanto en sus géneros como en su tópicos y estilos que abordan. Hay una comunidad de escritores de los que podemos seguir aprendiendo permanentemente, de los que nos anteceden y también de las generaciones más jóvenes. Creo que también en el interior de Formosa hay mucha actividad para dar a conocer y que tal vez no se esté conociendo. Tal vez nuestra tarea sea también esa: salir un poco de las avenidas y ver el mapa completo, que es muy destacable.
—¿Creés que la tecnología nos alejó de la lectura, hoy que todo es short? Y desde tu experiencia como escritor, ¿cómo cambió la manera de consumir la literatura?
—Creo que no. No suelo apelar a eso de que ‘los jóvenes no leen’ por culpa de la tecnología y demás. Quizá cambiaron las formas de lectura, nada más. En lo personal, la tecnología me permite acceder a mucho material de lectura que de otra forma no podría llegar a tener. Eso sí: como no soy un nativo digital, todavía requiero de la impresión física para encarar los textos. Entonces, en ese sentido, no ha cambiado demasiado mi manera de consumir literatura.
—¿Cuáles son los siguientes pasos de Nambrenario? ¿Hay nuevos proyectos para seguir editando los tres juntos?
—Por el momento, seguimos escribiendo. Y tratamos de insertar a Nambrenario en los espacios que se pueda para que la gente conozca los textos. Pero no sabemos. Como tampoco sabíamos demasiado cuando nació este proyecto. De hecho, ninguno de los tres editó un libro propio hasta el momento. Eso tal vez de una imagen de cuán importante es para nosotros compartir la experiencia literaria antes de darla a conocer en alguna que otra edición.