NOTICIERO BLACK: Alma guaraní
Por Negro Franco
La UNESCO reconoció el 16 de noviembre de 2020 al chamamé como un patrimonio cultural inmaterial de la humanidad. Un logro importantísimo porque esta música regional recibió el reconocimiento por su inmenso aporte a la cultura en todo el continente americano.
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Este género musical es ejecutado, bailado y escuchado tanto en la ciudad de Formosa como en gran parte de la provincia. Ni hablar de las provincias de Corrientes, Chaco y Misiones donde se desarrollan grandes festivales con connotaciones internacionales.
Según los chamameceros, este ritmo nació en el Siglo XVI pero no tienen pruebas históricas. La corriente más fuerte sostiene que el chamamé es de origen guaranítico, es decir con raíces indígenas guaraníes porque la base musical es propia de esas tierras. Un ejemplo claro se puede ver en el sapucay, grito característico en el chamamé.
Cuando los primeros jesuitas instalaron sus reducciones en zonas guaraníticas vieron que los aborígenes tenían su propia música ejecutadas con instrumentos rudimentarios para acompañar sus danzas rituales. Corría el año 1609. Desde ahí en adelante este género musical recibió influencias jesuíticas y europeas, preferentemente con los instrumentos como el acordeón y el bandoneón, entre otros.
Inclusive hoy el chamamé sigue evolucionando con la talla del Chang Spasiuk que llenó el Teatro Colón cuando presentó la obra Tierra Colorada. Otro que sigue perfeccionando a este género es Raúl Barboza, que reside en París donde ganó un certamen mundial de acordeonistas. Una vez al año vuelve a su Chaco natal para realizar una gira a nivel nacional. Días antes del comienzo de la pandemia de Covid-19 estuvo en la explanada del Teatro de la Ciudad de Formosa, con libre acceso.
Aquí, en nuestra tierra, también gravitan grupos que lograron innovar en el chamamé con un fuerte giro. Ellos son Nde Ramírez y Guauchos que participaron, en su momento, en el Festival Nacional del Chamamé en Corrientes, con una fuerte presencia.
Los que dieron notoriedad a este estilo musical fueron aquellos músicos que abandonaron sus pueblos para radicarse en Buenos Aires a partir del año 1928. El primero fue el paraguayo Herminio Giménez que huyó de su país por cuestiones políticas. Curiosamente, la primera grabación se da en un disco en 78 rpm, en 1930, y se llamó Corrientes Potí (La flor de Corrientes). Fue identificada como polka correntina y sus autores eran porteños. Los compositores correntinos se opusieron al género polka y en las próximas grabaciones exigieron el término chamamé para las obras de su autoría. Es en ese momento donde surgió el nombre chamamé para identificar a esta melodía milenaria. Antes se la reconocía como polkita correntina.
Después, el éxodo de músicos hacia Buenos aires fue imparable y surgieron valores como Tránsito Cocomarola, Ramón Ayala, Ramona Galarza, Los Hermanos Barrios, Isaco Abitbol, entre tantos autores y la lista es amplísima.
Como verá estimado lector, esta música del Litoral logró reconocimiento universal. Nos queda a nosotros reconocer y aceptar nuestra cultura porque el chamamé también nos pertenece.