TERCER MILENIO
Nueva etapa de gestión para Insfrán quien no pierde el optimismo
Justo L. Urbieta
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Gildo Insfrán se apresta a iniciar una nueva gestión de cuatro años de gobierno por decisión del electorado que con casi el 70 por ciento de los sufragios avaló su labor y a su conocida y reconocida hoja de ruta, esto es el Modelo Formoseño para el Desarrollo Provincial.
Sabe que esta vez-como ya ocurrió con la llegada al PEN de la Alianza y de Cambiemos- la dinámica de las realizaciones de estado no será la misma, aunque fiel al optimismo que lo moviliza en su avatar político confía en que ha acopiado la suficiente experiencia como para buscar las alternativas que hagan posible que sus comprovincianos no sean damnificados por el impacto de lo que vendrá.
Sobre todo, conoce las modalidades y manías que el liberalismo apeló para tratarlo entre 2015 y 2019 cuando Mauricio Macri paralizó todas las obras en ejecución y por iniciarse con recursos del presupuesto nacional por el solo hecho que Gildo no se calló ante las impertinentes actitudes y pronunciamientos de quien ahora vuelva a la carga convertido en aliado o tutor de Javier Milei.
Entre las obras pendientes de llevar a cabo figuran el Acueductos del Noreste entre Puerto Pilcomayo y Villa General Güemes y el Acueducto para el Desarrollo del Oeste Formoseño entre el río Paraguay en esta ciudad hasta Ingeniero Juárez para generar un proceso revolucionario en la producción agropecuaria de miles de hectáreas del centro oeste y oeste y garantizar agua potable para todas las comunidades ubicadas a la vera de la ruta 81 a lo largo de casi 500 kilómetros.
Sin embargo, también la política nacional lo tiene en la mira para que sea parte de un proceso de reorganización profunda del peronismo para que este movimiento nacional y popular frene la dispersión ocurrida en los últimos años y que se visualiza en el PJ cordobés y en la dirigencia propia mixturada en el PRO o la UCR que mermó las posibilidades de sostener la conducción gubernamental en la Nación y en varias provincias.
Guillermo Moreno –ex precandidato presidencial y ex secretario de Comercio- coincide con este criterio y resalta no solamente el apego doctrinario del discurso de Insfrán sino también el efectivo ejercicio de su autoridad t del poder de mostrado en los congresos nacionales que realizó el PJ señalando que no se encontrará a dirigente alguno del país que critique o hable mal siquiera del mandatario formoseño.
Moreno reconoce a Formosa como un verdadero templo peronista ya que aquí en la conducción del estado y en la acción comunitaria está siempre vigente el ideario de la justicia social legado en la doctrina y en su proceder por el general Juan Domingo Perón. Dialoguista contumaz, no tiene inconvenientes en encontrarse y hasta debatir con quien habitúa criticarlo y hasta menospreciarlo a través de los distintos medios nacionales y locales de comunicación social.
Ha abierto las puertas del peronismo formoseño a todos aquellos que tengan la sana intención de aportar constructivamente para promover el desarrollo y la evolución integral de los habitantes de esta provincia de 607000 habitantes y que se apresta a profundizar su etapa de industrialización.
Gildo Insfrán comienza, pues, otro mandato por decisión del electorado.
Lo acompaña su coterráneo Eber Solís quien será testigo de debates interesantes en la legislatura por el ingreso de personas de la oposición que son reconocidas por su espíritu crítico respecto de la gestión provincial.
Además, no alterará su hábito de estar cerca de los pobladores de los barrios de esta ciudad y de las comunidades del interior para imponerse en diálogos frontales acerca de sus necesidades y demandas para mejorar sus condiciones de vida.
También seguirá su contacto periódico con los jefes comunales, la dirigencia gremial y los dirigentes del peronismo y partidos aliados- en este caso en la sede del PJ de la calle Belgrano- para que haya una identificación clara en el mensaje a transmitir acerca de la realidad nacional y sus consecuencias para Formosa.
Se descuenta que aquí seguirán vigentes los sistemas de educación y salud públicos y gratuitos, con el tradicional aporte del estado para colaborar con las familias de los escolares y estudiantes así como con los docentes para que el desarrollo del período normal de 190 días de clases se cumpla sin alteraciones y para que en el caso de la atención de pacientes, se sostenga la complejidad para que no deban emigrar hacia otras provincias o a la ciudad de Buenos Aires.