Otro aniversario de Formosa con renovadas esperanzas
Hoy, 8 de abril, Formosa celebra los 142 años de su fundación y la gesta del comandante Luis Jorge Fontana y de las familias pioneras que llegaron a bordo del vapor Resguardo desde Villa Occidental para dar vida a ese nuevo núcleo pueblerino que dio origen a lo que es hoy nuestra provincia.
Como aquellas de 1879, estas son épocas de desafíos. Es que no solamente hay una crisis global por la pandemia generada por el coronavirus que asedia, enferma y mata por millones a los seres humanos de 192 naciones –entre ellas a la Argentina– sino que también impacta en lo económico y laboral dejando sin ocupación a millones de seres humanos en el mundo con las naturales connotaciones que pueda tener para la propia realidad lugareña.
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Nadie ignora que así el gobernador optó por la vida mientras mantiene vigente su lucha personal en una puja nacional en la que se ha puesto sobre el tapete una cuestión que estaba oculta debajo de la alfombra: la distribución equitativa del ingreso.
Hace solamente 18 años que comenzó a cambiar la expectativa de los formoseños respecto s su futuro porque surgió en la escena nacional un Presidente que le permitió a Formosa sentarse a la mesa de las grandes decisiones nacionales y desde allí hacerle ver a las máximas autoridades del país la mora del gobierno central con esta parte de país.
El santacruceño Néstor Kirchner entendió inmediatamente el fundamento de la demanda formoseña así como acerca de la imperiosa necesidad de atenderla corrigiendo esa inequidad con el Acta de Reparación Histórica rubricada el 28 de mayo de 2003 que cambió la expectativa de futuro con la concreción de realizaciones que formaron parte de los sueños de varias generaciones de formoseños.
Más allá de los matices, que son bienvenidos y útiles en democracia, ha prendido un discurso común en el que se privilegia la identidad propia, los valores esenciales que identifican al formoseño y que hacen confiar en que se convierten en la mejor coraza para rechazar influencias exógenas dañinas para su destino.
Los demandantes de soluciones y respuestas están expectantes fortalecidos en el reiterado objetivo de construir una Formosa Diferente, basada en el aprovechamiento de sus potencialidades naturales, de sus ricos recursos humanos y de su ubicación privilegiada en el continente.
Hay una comprensión abarcadora de esa circunstancia, pese a los matices ideológicos y políticos existentes en la sociedad provincial que a veces perturban el andamiento de los actores sociales, políticos y económicos.
De allí que la avenida de tiempos de coincidencias pueden convertirse en la novedad de los 142 años ya que nadie es tan bueno como tampoco tan malo como para que no se reconozca que los grandes objetivos solamente se alcanzan aunando esfuerzos y voluntades, identificándose en las gestiones y evitando la especulación en cada uno de los emprendimientos.
En estos días se recuerda al comandante Fontana y se recrean pasajes de la historia aldeana para que advirtamos que, pese a las restricciones, las penurias y las lejanías, el espíritu de unidad y solidaridad de las familias pioneras fue útil para despejar las piedras del camino.
Si en el tiempo fundacional ha sido posible hacerlo cual es la razón por la que las presentes y las próximas generaciones no vuelven a plantearse que comportamientos constructivos les podemos ofrecer a nuestra provincia, apartados de egos, partidismos, ideologías, razas, religiones y otros factores que dividen y fracturan.
Frente a estos retazos de historia, lo esencial es interrogarse acerca de que se hizo bien y lo que se hizo mal en estos años.
También sobre cuál es la razón por la que no hubo una evolución creciente en todos los campos de la actividad comunitaria y cuál es la estrategia a utilizar para que a partir de ahora las generaciones que vienen tengan mejores expectativas y se decidan a quedarse en Formosa para colaborar en la construcción de su destino.
El peronismo ofrece su Modelo Formoseño que ha sido reiteradamente ratificado en las urnas ya que contiene la idea, el pensamiento y la opinión de los representantes del variopinto escenario de creativos y constructores.
La oposición y su
crítica a lo vigente
Hay que admitir que Formosa jamás pudo desligarse de los designios de Buenos Aires, a tal punto que aún en nuestros días cada decisión importante que debe tomarse exige estar allí, en la gran ciudad, para resolver los problemas más nimios de la gente que se vinculan con los programas sociales y laborales, la remisión de vacunas y medicamentos y la derivación de los recursos financieros que hacen falta para que el estado funcione y haya una actividad económica ciertamente activa.
Por suerte hay un regreso al propósito de unidad nacional y de gestión federal lo que se convierte en razones válidas para que los que provenimos de la gesta de Fontana desterremos el escepticismo y apostemos a la grandeza del tiempo que viene para lo cual se impone, previamente, un arrumbamiento de odios y rencores que han retrasado sueños y postergado grandes emprendimientos vinculados con la felicidad del pueblo y la grandeza de la Nación.
Para quienes buscan motivos para la acción común aparece en primer término el despojarse de fanatismos y trabajar incansablemente para ganarle la batalla al coronavirus, una empresa que asoma imposible pero que, al menos, puede ofrecer como regalo el triunfo en algunas de las batallas por venir que no serán pocas y que dejará sus secuelas.
Está también la gran obra del Acueducto para el Desarrollo del Oeste Formoseño que va a cambiar el destino de gran parte del territorio formoseño que todavía lucha por tener garantizado el abastecimiento de agua dulce para el consumo humano y la producción.
Esta obra y otras que se proyectan serán esenciales para avanzar hacia la creación de trabajo, la llave para que la familia obrera viva mejor y para que la juventud no emigre.
Y, sobre todo, seguir insistiendo en las prioridades en materia de salud, educación y viviendas para que se puedan ensayar nuevos sueños que, según lo refiere la historia, nunca han aparecido como imposibles.
Justo L. Urbieta