¿QUÉ PAPEL CUMPLIMOS A DIARIO?
Un árbol se carnea para ser convertido en el rollizo que sangrará astillas de aserradero, lampazo y aserrín. Ejércitos de máquinas bestiales que apacibles lectores no podemos imaginar triturarán con eficacia multinacional lo que durante muchos años fue un árbol. Y no es todo. Al acecho, en la línea de producción, están las estaciones que ahogarán en tóxicos y venenos de amplio espectro lo poco que queda de vivo y natural de la madera, ahora transformada en pulpa mecánica con olor a huevo podrido que, finalmente, será papel de diario. No sin antes deshechar ponzoñosos y malolientes residuos en algún río luego de sospechosos tratamientos de basura pastera, con certificados de salubridad no menos sospechosos de autoridad competente. Los operativos de remodelación del paisaje forestal de la región chaqueña pulverizaron en treinta años 4 millones de hectáreas con árboles. Esto es el 80% de la deforestación del país y el 4,3% del mundo. Y la desertificación global no se hace esperar.
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La visibilidad de este problema en los útimos 50 años, multiplicada en Internet, está instalando la necesidad de una reparación. Con aciertos insuficientes propios de las idas y vueltas de estos nuevos requerimientos comunitarios, entidades gubernamentales, organizaciones intermedias, fundaciones y hasta pequeñas asociaciones civiles barriales establecen pautas de acción y avanzan paso a paso para lograr el invocado equilibrio. Aparecieron definiciones como “conciencia ambiental”, “sostenibilidad forestal” o “producción sustentable”, que hasta hace poco no las teníamos a mano en nuestro lenguaje.
Secretos industriales, contaminación, desertificación ya no están ocultos y en silencio. Hay algo de ruido denunciante en expansión en la vereda opuesta. Y no faltan los mártires: Uno de ellos es Chico Mendes, pacifista y activista ambiental brasileño que luchó contra la deforestación de la Amazonia. Murió asesinado por terratenientes protegidos por una red poderosa. Las causas y consecuencias de este crimen son la muestra de una extraordinaria injusticia a cielo abierto. La figura de este brasileño, su vocación y, finalmente, su muerte no hicieron más que inmortalizarlo. Es un emblema cultural de gran porte. En Clorinda, el magma creativo formoseño puso en la superficie el arte musical de una monumental banda de rock formada en 2010 con el nombre de este eterno frontman brasileño. Pero la escasez de acciones que postergan el tratamiento de esta grave enfermedad crónica planetaria enciende el clamor de poetas, como el que se escucha en la canción Tu ser en la selva, de la obra Bajo las hojas (2021), de estos clorindenses: “¡No estás solo, no estás solo…!”.
Los síntomas de esta insanía ambiental crónica también le da excusas feroces a quienes concluyen —con la liviandad que concede la desinformación y el fanatismo— que el consumo del papel es pecaminoso y que su uso debería prohibirse. Inevitablemente surgen militantes con mandatos corporativos, apuntalados por doctrinas oscuras teñidas de ideología perpetrada por dirigentes de tropas disfrazadas de activistas. No dudan en declarar la guerra a todas las actividades involucradas en la producción del papel. Son blanco de sus actos tanto la industria pesada que fabrica maquinaria deforestadora como las empresas que necesitan papel. Hay bombas Orsini de sobra para camiones que transportan diarios impresos que distribuyen las editoriales. Esto es reprobable, o debería serlo. No podemos seguir durmiendo o permanecer inmóviles frente a operativos violentos que no hacen más que agravar el problema.
Leamos tranquilos, no muerden
Se impone sembrar la semilla que formará el tallo del conocimiento que sostiene la copa, flores y frutos del famoso y utópico Árbol del Conocimiento del Bien y del Mal. Esto, por ahora, no es más que una frase pintoresca, pero filósofos, antropólogos, sociólogos o educadores no dudan de que es posible materializar, aunque sea mínimamente, esta expresión de fe. Los que saben dicen que como comunidad educativa tenemos la obligación de revalorizar los semilleros participando en su gestión. La educación oficial ofrece todo lo que está a su alcance, puesto que no solo contempla la enseñanza de la lectoescritura y cálculo sino que, además, acerca a los niños otras cosas del mundo a través de las ciencias sociales, el arte o la actividad física. Pero el vivero por excelencia es el propio hogar. O debería serlo.
Hay que formar opinión para que generaciones presentes y futuras adquieran conocimiento que permita encarar acciones concretas y con responsabilidad para aniquilar las fracturas que nos impiden comprender que somos parte de lo que nos rodea. Entonces llega el momento de comenzar a preguntar. Durante mucho tiempo las respuestas las daban esos analfabetos pero gigantes intelectuales: los ancianos de las tribus, que hablaban de las estrellas y de las hormigas, de las cosechas y de la unión de los sexos con la misma reverencia y solidez con la que nuestos padres y abuelos nos dan la receta de una comida, herencia esta que, afortunadamente, se sucede generación tras generación. Algo de eso continúa, incluso en nuestra cultura. Pero la evolución hizo que la humanidad necesite libros para informarse y posibilitar el acceso de la humanidad al conocimiento. Textos y gráficos impresos en papel en cantidades inciertas en forma de folletos, panfletos, periódicos y diarios están a nuestra disposición para informarnos, divertirnos, educarnos y mucho más. Y las palabras “libro” o “diario” no vienen solas: Junto a estas, como una unidad, está el papel. Es cierto que la tecnología favorece la circulación de material digital, pero el papel, aunque cada vez menos, no pierde presencia y poder. Nuestra membresía en esta cultura del papel impreso sigue en pie.
Hagámoslo
Varias acciones están en nuestras manos para aportar armonía. Los diarios no estamos solos: nuestros lectores tienen que saber porqué ponemos frente a sus ojos determinados contenidos. En el caso nuestro, como equipo del diario Formosa, tenemos que asumir que somos aportantes indirectos de la deforestación papelera; también debemos admitir nuestras contradicciones. Por ejemplo: Diarios de todo el mundo se hacen eco de las protestas por la presencia de la papelera UPM (ex Botnia) en la frontera Argentina-Uruguay. El caso tiene cobertura, hay presencia internacional de investigadores periodísticos que informan con lucidez implacable el tema pero, al mismo tiempo, trabajamos para que esa información se distribuya en papel impreso. Somos un eslabón en la formidable cadena industrial papelera.
Necesitamos ambiente saludable pero nos vence la idea de que lo que hagamos será irrelevante y estéril. Es lo que nos hacen creer. Y así, la frustración mueve la fantasía de que no hay salida y no podemos hacer nada. Y terminamos parchando con excusas inmovilizadoras el hueco negro con el que cargamos periodistas, redactores, fotógrafos, diseñadores, gerentes y directivos y todo otro trabajador de este emprendimiento editorial. Entonces, primero hay que trabajar para que el problema tenga visibilidad, después el “darse cuenta en serio”, que es la puerta para una pregunta tan estructural como individual: “¿Qué puedo hacer?”. Y la respuesta no siempre da motivos para el activismo ambiental. Es que somos una empresa periodística, no una ONG que encara asuntos planetarios como el retroceso de los glaciares o las lluvias de arena del desierto de Sahara en el océano Atlántico, a miles de kilómetros de la costa africana. Nuestra contribución es simple, está en nuestra tarea cotidiana: Lo que informamos a través del diario, además compartir en Internet, tiene un destino físico: El diario impreso en papel.
Estamos haciendo
Estos 21 años de presencia del diario Formosa no son en vano. Publicamos diariamente entre 20 y 24 páginas de papel impreso más el diario Crónica y sus suplementos, que se distribuye con similar cantidad de piezas. Afortunadamente, la gestión empresarial y directiva del diario encara acciones serias que nos permite ofrecer a los lectores contenidos que consideramos nutritivos, como aporte para formación de opinión pública. Eso se puede ver en las páginas del diario. Hay una modesta presencia de contenidos destacados y de producción propia. Son pequeños aportes de trabajadores de prensa que producimos, no sin esfuerzo, columnas, páginas especiales y suplementos desarrollados con criterio. Sin pretensiones más allá de la seriedad, ganas o vocación, estas austeras contribuciones son el arma más efectiva contra la confusión general.
Publicar con responsabilidad agrega valor al diario y, tal vez, despierta en el lector la certeza de sentirse respetado al encontrarse con notas y artículos periodisticos elaborados con solvencia por profesionales que interpretan dignamente la actividad de la comunidad. Esto no borra nuestra complicidad o condición de partícipes necesarios del daño ambiental, pero la imposibilidad de accionar directamente contra la voracidad industrial exterminadora y asumir que somos afluentes de un enorme problema planetario nos obliga a trabajar celosamente para que ese árbol convertido en papel prensa esté impreso con lo mejor que podemos dar. No es tarea fácil. Las crisis que nos invaden restan energía y posibilidades de crecimiento del equipo de profesionales del diario y de la empresa editorial. Todos hacemos lo que podemos. Y hasta el mínimo aporte de contenidos serios cambia el punto de vista, elimina impedimentos y abre puertas para acciones futuras.
Compartiendo cultura
En el diario Formosa estamos avanzando en el tratamiento integral de las noticias. Bajo el lema Compartiendo cultura, aplicamos métodos para que los hechos relacionados con las industrias creativas y culturales sean más que noticias sueltas. Eso nos llevó a publicar páginas semanales con contenido del quehacer de la comunidad creativa, con especial interés en la actividad regional.
Día Seis. Suplememnto cultural del diario con más de diez años de presencia, tiene información del quehacer artístico regional cuya misión está sostenida por dos vigas sólidas: visibilidad del trabajo de los artistas y la comunicación cultural. Desde marzo de este año es parte del diario Formosa. Aparece los viernes con cuatro páginas. Producción y contenidos, a cargo de Rocío Chavez y Dany Gómez.
My English Spot. Doble página semanal en colores, en idioma inglés. Es la extensión Inglés del Instituto Superior de Formación Docente Félix Atilio Cabrera, de la ciudad de Formosa. Esta publicación fue declarada de Interés Cultural y Educativo por el Ministerio de Cultura y Educación de la provincia de Formosa en el año 2020, ratificado en 2021. La regencia del Profesorado en Inglés y el trabajo de las licenciadas Alejandra Mareco, Marián Vallejos y Rosaura Pando y la profesora Claudia Rivas hacen posible la presencia de esta publicación con contenido curricular para estudiantes del idioma inglés de todos los niveles y una editorial para docentes con proyección cultural angloparlante. Aparece los miércoles.
Catrasca. Suplemento dominical de humor producido por Santiago Cornejo, conocido como Corne, humorista argentino con presencia internacional. Esta publicación invita seriamente a tomarnos lo cotidiano con humor. Hechos sobresalientes de todo el vecindario argentino es tratado con viñetas, ilustraciones y guiones humorísticos creados por Corne y colaboradores. Son cuatro paginas del más sano humor para toda la familia.
Además de las publicaciones semanales, otras páginas del diario son el soporte adicional e integrador de las expresiones artísticas y acciones educativas de la comunidad. Estos intentos del diario Formosa de agregar valor editorial son actos de reconocimiento de que las distintas secciones de un diario no deben ser cárceles de noticias que propician la proliferación de nichos de información. En términos generales, lo que pretendemos es erradicar el concepto de noticia vieja y considerar que los hechos de ayer son la causa de lo ocurrido hoy. Visto así, las noticias de ayer no son viejas.
El diario Formosa no admite la publicación suplementos solo porque es usual que todo diario tenga páginas alternativas. No imprime estas páginas por obligación o porque son pintorescas. No es la intención alternar la información cotidiana con páginas atractivas porque son diferentes. Compartiendo cultura es la definición del compromiso del diario Formosa para avanzar con acciones concretas de comunicación cultural. Se impone reflexionar sobre el quehacer comunitario, interpretar la dinámica de nuestra aldea para describirla con conciencia. No estamos inventando nada. Esto está contemplado en una teoría simple, pero resistida por las grandes corporaciones, y que poco a poco va tomando espacios de debate e intentos de darle estado parlamentario: Responsabilidad social corporativa.