Un paippa que debía “nacer” el día del Agricultor
Algunos de los que estuvieron en General Belgrano el 15 de septiembre de 1996 cuando en el viejo galpón de la desmotadora de algodón fueron sorprendidos con un anuncio revolucionario en todos sus aspectos, no se sorprendieran de que esta vez en el salón Juan Pablo II el mentor de esa idea, el gobernador Gildo Insfràn no solamente ratificase su compromiso con los pequeños productores agropecuarios sino que, además, les hizo saber que el ordenamiento productivo en Formosa se hará no con pools de siembra sino con productores de carne y hueso.
Además, quedó pendiente una auto invitación que se formuló el mandatario para ir a las colonias y ubicarse en el centro de una rueda de “paipperos” para el dialogo directo, frontal y veraz de modo de escucharlos si es cierto que todo lo que sus funcionarios hablan bien del PAIPPA es cierto, así como si también lo es que ellos están conformes con avanzar con esta propuesta que primero los rescató del aislamiento del sistema económico y social, los capacitó ,los hizo propietarios de la tierra ,los dignificó dándoles la vivienda rural en la propia chacra , creó la enseñanza rural primaria ,secundaria ,terciaria y universitaria y además está decidido a que cada familia sea una PEF , es decir una pequeña empresa familiar.
Insfràn apuntaba a que luego de haber institucionalizado el PAIPPA, comenzaría un proceso de transferencia de responsabilidades a los propios productores basándose en aquel apotegma peronista que señala que “solamente la organización vence al tiempo”.
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Tiempo de los alimentos
Pero esta charla ampliada que tuvo Insfràn con los casi 500 delegados de todas las colonias de los 9 departamentos y que representaban a las 10.000 familias campesinas adheridas actualmente a su propuesta de 1996 alcanzó para que escuchasen de sus labios las necesarias advertencias acerca de los actuales riesgos que los acechan en un mundo que pelea por energía y por alimentos.
Insfràn alertó acerca de la inminente llegada de inversores para producir granos para la elaboración de biodiesel y etanol.
Les explicó los países centrales establecieron que el 30% de la producción de maíz se destine a la producción de etanol, o de alcohol, para producir energía lo que implica que van a sacar del mercado alimento para convertirlo en energía.
Y no dudó en anticiparles su criterio: se defenderían los alimentos y aunque reconocía que el mundo necesita buscar energías alternativas ellas deben provenir de producciones que no se utilicen para el consumo humano.
Les estaba adelantando, de algún modo, cual es el camino a seguir, en el marco de decisiones que también están ligadas al respeto al medio ambiente y al aspecto agroecológico de los suelos.
El yuyo de los dolares
Otros de los momentos especiales se vivieron cuando les habló acerca del controvertido tema de la soja. Y sin titubeos les dijo que a riesgo de ser desmerecidos, Formosa no se dejó seducir por la soja: “Otros lo hicieron, metieron topadora y tiraron abajo sus montes, y hay mucha producción de soja, pero esto produjo que los pequeños conos urbanos en las principales capitales o ciudades sea aterrador”.
“Nosotros no caímos y no vamos a caer en eso. Decimos que vamos a ordenar nuestra producción y que habrá lugar para todos. Pero donde el estado va a estar presente con toda su fuerza es con ustedes, porque en Formosa queremos producción con productores de carne y hueso”, expuso.
Trabajo para el conjunto
Y como hay una empatía natural con los “paipperos”-quienes demostraron nuevamente que tienen confianza en el gobernador- aprovecho Insfràn para hablarles acerca uno de los principales problemas que configura el calendario de inquietudes del campesino: la falta de trabajo.
De allí que avanzase en esa idea de la creación de una gran empresa social en la que cada pequeño productor se convierta en un emprendedor y constituya una empresa familiar al entender que si la idea funciona automáticamente la familia completa tendrá fuente de trabajo, estará ocupada y produciendo.
Es tanto al cariño que le tiene a “su obra”, que el mandatario formoseño destacó quiere que esa instancia de independencia y libertad que anhela para los campesinos se concrete más allá de su persona, aunque a partir de su Modelo, de su proyecto político.
Y entiende que el PAIPPA asegura su continuidad en el tiempo a través de la educación rural, destacando en ese sentido la tarea que se vienen realizando los institutos superiores terciarios de toda la provincia lo mismo que la Universidad Nacional de Formosa que promueve la creación de facultades en el interior, en lugares estratégicos y con carreras que formen los recursos humanos que demandará este proceso de transformación y cambio en el campo rural.
Al ejemplificar sobre la importancia que tiene la empresa social que se está construyendo en la provincia les dijo a los pequeños productores que para hacer una sociedad anónima es necesario la conjunción del capital a través de acciones mientras que en la empresa social que impulsa el gran capital está constituido por las propias familias productoras y su fuerza de trabajo.
Los datos reales
Una encuesta realizada una docena de años después entre los propios pequeños productores acerca de los resultados de este programa lanzado en 1996 revela que la producción aumentó en más del 60 por ciento; que la comercialización de sus productos mejoró por encima del 52 %; que los ingresos de las familias paipperas mejoraron en más del 60%; que la salud de las familias campesinas optimizó en más de un 58 por ciento; que la educación evolucionó en más de un 65 % y que la organización de la comunidad trepó al 53 por ciento.
El relevamiento también destaca que la confianza entre vecinos mejoró en un 72 por ciento, lo que indica la disminución de las conflictividades sociales en las colonias.
En la actualidad abarca los 9 departamentos de la provincia y se estima que participan del programa unas 60.000 personas, poco más del 10% de la población formoseña.
En realidad, visto desde el punto de vista partidario, es una buena cifra para afrontar elecciones.
Sin embargo, su mentor quiere tanto a esta “criatura” propia, que extiende su sueño a un futuro en el que aquellos a quienes nadie quería, a los que nadie consideraba, a los olvidados, se vean convertidos en pequeños empresarios familiares con esa prenda de libertad e independencia del estado que los haga responsables de su propio destino con la fortaleza de la fuerza de trabajo que naturalmente llevan consigo en el ímpetu de sus sueños y de sus largas horas en el surco o en los rodeos.
El PAIPPA tenía que nacer un 8 de septiembre de 1996 en homenaje al Día del Agricultor. Pero el mal tiempo hizo que se postergarse una semana. Lo cierto es que aquellos que recibían cajas con alimentos del estado para subsistir, son los mismos que ahora aportan para que 20.000 familias formoseñas de condición vulnerable puedan alimentarse con el Plan Nutrir.
Justo L. Urbieta