Valdés cantó “falta envido”
Fue EL LIBERTADOR quien anticipó que el mandatario correntino estaba dispuesto a ir por todo. Reveló en detalle un plan de mínima y otro de máxima. Casi en paralelo, el Gobernador fue desarrollando una serie de acciones que parecía confirmar plenamente que en su audaz avance había una estrategia claramente delineada. Con todo, faltaba que fuera el propio Valdés quien lo admitiera para despejar dudas. De hecho, hubo quienes minimizaron los sucesivos anticipos de EL LIBERTADOR. El Gobernador entendió que era el momento oportuno de blanquear sus aspiraciones y eligió La Pampa, uno de los dos distritos que mirará en las elecciones de hoy el país, para desde allí dejar en claro que, en la puja Lousteau-Gerardo Morales, el correntino espera apoyos para convertirse en el hombre del consenso para presidir el Comité Nacional de la UCR. El llamado plan de mínima que acerca el bochín para el paso que le siga, que es colarse en la fórmula presidencial de Juntos por el Cambio, si no logra que Facundo Manes se imponga en la interna opositora a Horacio Rodríguez Larreta. La confirmación de Valdés pasó desapercibida, a pesar de que sus palabras fueron textualmente reproducidas por el diario La República, órgano oficial del partido gobernante, lo cual despeja cualquier duda interpretativa.
La UCR tuvo un antes y un después luego de la irrupción del neurocirujano Facundo Manes en la arena política. Logró reposicionar al radicalismo en el cuerpo electoral de la Nación, del cual se hallaba divorciado por la crisis que sufrió con la caída de Fernando De la Rúa en 2001. Las elecciones de 2003 ratificaron la baja ponderación social, con el 2 por ciento que logró el ahora K, Leopoldo Moreau, que fue el candidato presidencial de ese turno electoral.
En 2007, el radicalismo se resignó a integrar la fórmula que llevaba al ex ministro de Economía, Roberto Lavagna, ubicando a Gerardo Morales como vicepresidente. La magra cosecha electoral, que no llegó al 17 por ciento, no sirvió para revertir esta tendencia declinante, tanto más cuanto Lavagna se atribuyó el mayor aporte de ese porcentaje, distante, por cierto, de lo que el propio Lavagna esperaba como reconocimiento a su gestión de Ministro de Duhalde y de Kirchner.
A partir del llamado cónclave de Gualeguaychú, la UCR se acopló a la alianza que instaló a Mauricio Macri en la Casa de Gobierno, en 2015, en una elección que, para muchos, más que ganar la entonces oposición la perdió el PJ en la impotencia para superar sus propias contradicciones internas.
Lo cierto fue que, en las candidaturas de 2015 y de 2019, la UCR fue furgón de cola del PRO, que se reservó el segundo término de la fórmula y los espacios gravitantes de poder.
Así se llegó a esta instancia crucial de 2021, en la que hay un radicalismo que busca recuperar su propia identidad y al que no le cierra que los contendientes, para la pelea de fondo, sean Martin Lousteau y Gerardo Morales.
El primero, con el estigma de ser el ideólogo de la famosa resolución 125 durante su paso por el kirchnerismo como Ministro de Economía. El segundo, por representar al radicalismo que viene de sucesivas derrotas y considerárselo funcional permanente al poder central.
Un informe de ayer del diario La Nación, revela la distribución de aportes nacionales en las últimas semanas previas a la elección. Fueron castigadas varias provincias de la oposición que recibieron cero pesos. Entre ellas Corrientes, con la particularidad de que la única que estuvo entre las beneficiarias fue Jujuy, la provincia de gobierna Morales.
En este escenario hay un actor clave: Enrique “Coti” Nosiglia, sponsor principal de Lousteau, pero con los reflejos intactos para jugadas superadoras de alto impacto.
Operador en las sombras, con décadas de experiencia y pleno conocimiento de la realidad partidaria, Nosiglia se las ingenió para, desde atrás, seguir manejando los hilos del centenario partido.
Recibí las noticias en tu email
El plan A y el plan B
Al Gobernador le gustan las luces de Buenos Aires, así como alternar con la flor y nata de un partido que está en acelerado proceso de renovación, obligado a mostrar caras nuevas para generar expectativas distintas.
Para ello abrió canales de diálogo con las distintas vertientes, tanto de la UCR como del PRO que, curiosamente, ve al correntino como el radical más potable. Opinión que comparten tanto los halcones como las palomas del sector amarillo, quienes no dejan de considerar el protagonismo logrado en los últimos meses por el Gobernador, quien encaja en la necesidad de mostrar el aporte de un partido (la UCR) que no se destaca por ofrecer figuras que sumen en términos electorales.
En este contexto, el plan A es el inmediato en el tiempo. Terciar en la disputa por la Presidencia del Comité Nacional, a la que llegan desgastados tanto Lousteau como Morales. Este último no oculta su malestar por el juego propio que viene mostrando Valdés, que encendió las luces amarillas en el tablero de mandos del jujeño, a quien no le costó, días atrás, llegar hasta Santa Fe para acoplarse a la visita de Valdés con el fin de desentrañar algo que, horas después, verificaría inequívocamente a través de la pública admisión en La Pampa de sus aspiraciones.
Lo que dijo en La Pampa
Nada menos que el órgano oficial del Gobierno provincial, el diario La República dio cuenta de los dichos del Gobernador correntino. Ya no se trata de una versión ni la interpretación que algunos hicieron de las notas de EL LIBERTADOR, en el sentido de que podría tratarse de una operación de prensa. Textualmente expresa el medio que absorbió el radicalismo:
“Al ser consultado sobre si será candidato a Presidente de la UCR nacional, porque en diciembre el partido elige autoridades, el Gobernador expresó que primero es necesario que en la Provincia el sello llame a asamblea para elegir, entre otras autoridades, delegado nacional”.
“Yo no soy delegado nacional”, aclaró Valdés. “Vamos a conversar sobre quiénes son los delegados. Si mi partido me propone, veremos si nos candidateamos o no, o si tenemos delegados que me propongan como Presidente”, explicó.
Operación en
dos tiempos
La decisión de jugar en la puja partidaria por parte de Valdés no puede sino considerarse como parte de una estrategia de la que participaron muy pocos en el oficialismo provincial. Una jugada con el sello y la impronta que el ituzaingueño apuesta a mostrar y que, de hecho, le sirve para sostener el crecimiento puertas adentro del radicalismo provincial, y hacerse notar en un ámbito como el Comité Nacional, donde comienza a hacer sus primeras armas. Al punto que nunca ha formado parte del mismo por no haber sido, en el pasado ni hasta ahora, elegido como uno de los representantes de Corrientes para integrar el órgano de poco más de 100 delegados que, bajo un criterio federal de representación, tipo Colegio Electoral, permite -incluso a las provincias chicas- tener peso a la hora de las decisiones.
Más allá del número, que en el conteo previo venía favoreciendo a Morales, por sobre el delfín de Nosiglia -el senador Lousteau-, la dirigencia ucerreísta no deja de considerar que el perfil del nuevo Presidente debe ir en línea con los objetivos a fijarse para este nuevo tiempo, donde el desafío es reposicionar a un partido que busca recuperar la identidad perdida y cobrar vuelo propio, tanto dentro de la alianza opositora como ante la sociedad, que le ha quitado respaldo a partir del momento en que la disputa Alfonsín-De la Rúa dejó al radicalismo a expensas de un peronismo, impiadoso a la hora de ejercer el poder y que supo coronar la audaz jugada que representó la premeditada maniobra de instalar a Ramón Puerta en la línea sucesoria como Presidente alterno del Senado, sustituyendo a otro misionero, Mario Losada.
El interrogante que quedó fue hasta dónde fue ajeno Raúl Alfonsín y qué rol jugó entonces otro misionero (Coti Nosiglia), en la disputa de otros dos comprovincianos, Losada o Puerta, por la titularidad del Senado. La historia parece demostrar que la entente Alfonsín-Duhalde se produjo recién luego de que Puerta se hiciera fuerte en la Presidencia del Senado, oficiando además de coordinador de 17 gobernadores peronistas. Pero que existió no parecen haber dudas ni del rol que le cupo a Nosiglia, que años atrás fue la llave del acuerdo de Alfonsín con Menem para la reforma del 94.
Un precedente éste, de posicionar a un opositor al oficialismo de turno en la línea sucesoria que ahora podría intentar Juntos por el Cambio, si es que decide poner en jaque la Presidencia de la Cámara de Diputados en la eventualidad de un triunfo que hoy legitime las aspiraciones anticipadas por María Eugenia Vidal, de desplazar a Sergio Massa de la poltrona principal. Algo que le será difícil, con alguien tropa propia, pero que podría encajar en el perfil de uno de los pesos pesados que se integrará al cuerpo, Emilio Monzó, quien llega de la mano de Facundo Manes.
El plan B
Más allá de que la movida de Valdés le sirva para coronar o no el objetivo de conducir el partido, lo que está claro es que se trata de una jugada a toda ganancia. Aun perdiendo, terminará ganando. Podrá hacer pie en la primera línea del partido y, en una jugada de dos tiempos, acercar “el bochín” para la definición de las candidaturas de 2023 dentro de Juntos por el Cambio.
A Valdés no le disgustaría secundar a Horacio Rodríguez Larreta ni a éste integrar a un hombre del interior con el perfil que muestra el ituzaingueño, quien sabe que, para llegar a eso, debe “quemar las naves” antes, en favor del reposicionamiento de un correligionario que no sería otro que Facundo Manes, sin duda el único que puede inyectar a la UCR de un aurea triunfalista, más allá de que le alcance o no para comprometer al partido principal de la alianza que sigue siendo el PRO.
En el supuesto, más que probable, de que Larreta se imponga en las Primarias (si es que éstas se mantienen) a Manes, la UCR lograría asegurar el segundo término de la fórmula, cuyo nombre no quedaría en dudas, tanto por el apoyo del propio Manes, como del Jefe de Gobierno porteño.
Quizás aquí comience a entenderse el por qué de la candidatura de Pedro Braillard Poccard como Vicegobernador. Un reaseguro lógico para quien contempla la posibilidad de un salto cualitativo y no quiere perder, si se da, el control de la Provincia como le pasó a “Coqui” Capitanich con Bacileff Ivanoff; o a Joga con Gildo, o a Manzur con Jaldo, por sólo citar tres ejemplos claros por todos conocido.