De caranchos, brujas y otros demonios…estreno presencial del Macbeth formoseño
“La gente deber ir a ver El fortín de los caranchos porque tiene todos los condimentos de aquellas viejas películas western y, encima, con el plus de que sucede en nuestra Formosa. No lo tenemos a Clint Eastwood, pero tenemos un elenco mil veces mejor. Por otro lado, me parece sumamente interesante que mediante ésta adaptación el público tenga una entrada al mundo de Shakespeare, que muchas veces su escritura resulta difícil y, por ende, es resistida. Y fundamentalmente porque es una obra de teatro hecha íntegramente por trabajadores del arte formoseño. La mejor manera de visibilizarnos es apoyando el trabajo local, en donde se puso muchísimo corazón desde el minuto cero y pasando por todos los momentos que hartamente conocemos y, aún así, no dejaron de creer”. Es la contundente y convincente respuesta del director de la obra, Martín Iza -más conocido como Tincho- para ir al estreno presencial en el Teatro de la Ciudad que será en dos funciones: mañana y el domingo, a las 21 horas, con un aforo del 70% de público en la sala.
Recibí las noticias en tu email
Este estreno teatral es todo un acontecimiento cultural en Formosa porque será en una sala teatral cerrada a casi dos años en que la pandemia de coronavirus llevó a la prohibición de sentarnos uno al lado del otro para disfrutar del arte. Y se suma a otros estrenos que hace dos fines de semana se vienen dando en distintos espacios de la ciudad, al aire libre.
¿Cuáles son las sensaciones ante el estreno presencial?, Tincho lo describe como lo más parecido a una montaña rusa “que a medida que avanzan los días va creciendo en intensidad: ansiedad, miedo, nervios, felicidad, no dormir… pero si todo eso no lo sintiera, tendría que dedicarme a otra cosa porque habría perdido ese fuego sagrado; lo cierto es que hoy me encuentro con un gran equipo de laburantes del arte que hacen que todo sea más fácil y son mi contención para enfrentar la gran responsabilidad que es contar una historia viva en escena. Creo que el gran orgullo de hacer El fortín de los caranchos es haber podido convocar a personas talentosas en cada área, que patea los centros y cuando es necesario los cabecea. Y todos formoseños”.
“Es el momento más esperado por todos –agrega- estamos muy felices y ansiosos de volver a encontrarnos con el público después de todas las vicisitudes que nos tocó atravesar, no solo por la pandemia, sino que también por los procesos propios que sufrió la obra en sí. Es por eso que también, llegar a éste tan ansiado momento, es un premio al esfuerzo y la perseverancia de todo un equipo de trabajo que, aún en los peores momentos, decidió creer en el proyecto y seguir tirando para adelante”.
La obra es una adaptación de Macbeth, de William Shakespeare, que hace más de dos años encararon Carlos Leyes y Pablo Bontá. El primero es dramaturgo, abogado, actor, director teatral y docente, y si bien es nacido en Mar del Plata, es formoseño; y el segundo, es actor, director teatral y docente de Teatro Físico, oriundo de Buenos Aires. Está ambientada en inmediaciones de Comandante Fontana, en el año 1912, y cuenta las peripecias de una guardia del Regimiento 9 de Caballería de Línea, que custodiando la construcción del FFCC, es poseído por la ambición y el influjo sobrenatural.
-El Fortín de los caranchos debutó el 10 de julio en formato video en la plataforma Cultura Digital Formosa. Y fue el primer estreno teatral formoseño vía streaming desde el inicio de las medidas restrictivas por la pandemia. ¿Cómo fue ese proceso y manera de hacer teatro fusionando danza, cine, fotografía y música?
-Desde la génesis del proyecto, con Carlos habíamos establecido que una de las patas que complementaría a la teatralidad sería el lenguaje audiovisual, por eso nos embarcamos en el trabajo de spots promocionales. Luego nos cayó la pandemia y esa idea fue tomando fuerza a medida que se iba instalando el streaming como una nueva forma de producir. Obviamente no es lo mismo, los actores y actrices necesitamos de ese ida y vuelta con el público en vivo, pero en ese momento no había un panorama muy claro de cómo se iba a salir de este escollo del virus, así que comenzamos a trabajar en una versión que conjugue el lenguaje teatral y el cinematográfico. En esa conjugación de lenguajes comienzan a jugar un rol muy importante las demás áreas como la musicalización en complemento con la acción dramática, que estuvo a cargo de Alejandro Bogado; la iluminación para resaltar y cuidar aspectos de la escenografía, los vestuarios y el maquillaje, a cargo de Omar Giménez, Florencia Leyes, Hugo Albariño y Diego López, respectivamente. Por último, al tener una artista de la danza como Mariana Ríos, propició un trabajo corporal para que las brujas se distancien del realismo que domina la escena. Todos estos lenguajes me ayudaron a seguir investigando las posibilidades de puesta en escena. El proceso teatral está siempre abierto porque es una fuente inagotable de recursos que van apareciendo y enriquecen la obra.
-Traición, muerte, culpa, ansia de poder, violencia, horrores humanos, ¿qué más veremos en El fortín?
-La obra esencialmente muestra todas las facetas del ser humano. Facetas que absolutamente todos los tenemos pero que se encuentran reprimidas. Justamente el teatro es el encargado de mostrar cuáles son las causas que desencadenan y liberan éstas represiones, y las consecuencias que trae. Todo lo que hacemos a diario tiene consecuencias y en El fortín… la ambición es el punto de partida de una gran tragedia que se vuelve hasta karmático para el personaje que interpreta Carlos Leyes. No nos planteamos dejar explícitamente un mensaje en particular, en ésta ocasión dejamos que la última dramaturgia la haga el público.